EFE.- Según un comunicado de La Unió, la campaña tiene «un balance negativo» en todas las especies de cítricos, variedades y zonas, aunque dependiendo de la variedad y la zona la situación es distinta.
El balance negativo de pérdidas se debe a la diferencia entre los ingresos y los gastos para los productores, explica La Unió, que señala que en el caso de las mandarinas las pérdidas ascienden a unos 64 millones de euros y en las naranjas suponen 196 millones.
Los problemas de clareta, rajado o pequeños calibres han influido en estas pérdidas, pero a juicio de La Unió no pueden ser la excusa de las mismas.
El secretario general de La Unió, Ramón Mampel, lamenta que la Generalitat «no ha sido capaz, una vez más, de reaccionar ni convocar ni una sola vez al sector para intentar planificar la campaña, ni tan siquiera cuando ya sabía que la cosa iba mal».
De la interprofesional citrícola Intercitrus, afirma que «no da señales de vida cuando la situación es angustiosa para muchos citricultores».
La Unió señala que en la especie de mandarinas los precios se han mantenido dentro de la normalidad de los últimos años, y que las mejores cotizaciones se han logrado en la fruta de calibre grande, pues el 30 % de la cosecha no se ha recolectado o ha obtenido un precio inferior a otras campañas.
En las naranjas la situación es «mucho peor», lo que afecta sobre todo a las comarcas con más preponderancia de esta especie sobre las mandarinas, como La Ribera, L’Horta o el Camp de Túria.
Las pérdidas directas para los productores, cuando aún no ha finalizado la campaña, rondarían los 200 millones de euros en las variedades del grupo Navel (Navelina, Navelate y Lane Late), por las que se pagan en el campo un euro el cajón de veinte kilos.
En las variedades del grupo Valencia, a falta prácticamente de un mes para recolectarlas, se ofertan 3 euros por arroba, que los productores consideran especulativas y de las que no se fían, mientras que habrá que ver el comportamiento posterior de la variedad tardía Navel Powell, señala.
La Unió lamenta que no tengan repercusión en el precio del productor los buenos resultados durante esta campaña de la industria, que tiene una materia prima «prácticamente gratis y a buen seguro le sale más rentable que traer zumo concentrado de Brasil o China».
La producción industrial de estas variedades es de gran calidad, porque los problemas de clareta, rajado o escaso calibre no afectan a la calidad del zumo, pero este año la buena calidad no es argumento suficiente para tener en campo un mejor precio, afirma Mampel.
«Habría que pedir cuentas a todas las grandes inversiones efectuadas con dinero público de la Generalitat para modernizar el sector industrial citrícola y que ahora dejan en la estacada al productor con un precio ínfimo por su cosecha», ha concluido.