El comisario añadió que, de confirmarse ese pacto, se podrá "responder a los llamamientos que los países llevan haciendo desde 2009, para poder tener la última palabra en cuanto al cultivo de OGM en su territorio, así como tomar en consideración su contexto nacional y, por encima de todo, las opiniones de sus ciudadanos".

      El texto acordado, dijo, está en línea con el compromiso del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para dar a los gobiernos "al menos el mismo peso que a la recomendación científica cuando se trata de tomar decisiones importantes sobre la alimentación y el medio ambiente".

     "Confío plenamente en que este acuerdo de principio será formalmente respaldado en las próximas semanas por el PE y el Consejo", para que los Estados miembros puedan empezar a decidir sobre el cultivo de los OGM a partir de la primavera de 2015, indicó el comisario.

Se respeta la soberanía de los Estados en estos cultivos


     Por su parte, el ministro de Medio Ambiente de Italia, Gian Luca Galletti, cuyo país preside la UE este semestre, dijo que con el pacto logrado se está llegando al reconocimiento de la soberanía y la autonomía de los Estados miembros en cuanto al cultivo de los OGM".

     "Hemos logrado un compromiso justo y equilibrado, que tiene en cuenta las realidades de los países y crea, finalmente, las condiciones necesarias para garantizar la libertad de elección a nivel nacional, con respecto al cultivo de transgénicos", añadió.

     La organización ecologista Greenpeace consideró, por su parte, que el texto acordado es "legalmente débil" y que impide a los países utilizar las evidencias de un daño medioambiental para justificar una prohibición nacional al cultivo de los transgénicos.

     Un gran número de Estados miembros, como Francia, Austria o Hungría, actualmente cuentan con medidas nacionales contra el cultivo de transgénicos que sin embargo están autorizados a nivel europeo, lo que crea ciertas dificultades legales.

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