La Ley de Restauración de la Naturaleza, una normativa europea emblema del Pacto Verde que ha tropezado con todos los obstáculos imaginables y que algunos diplomáticos apodan ya el reglamento «mártir», vuelve a la mesa de debate este lunes, con la esperanza de aprobar por fin el expediente.
Los titulares de Medioambiente de los Estados miembros de la UE debatirán a las 9.45 hora local del lunes en consejo de ministros en Luxemburgo el texto, convertido en símbolo de la lucha en torno a la agenda verde.
El objetivo es alcanzar una mayoría cualificada (mínimo de 55% de países que sumen al menos el 65% de la población de la UE) para adoptar un texto que había superado prácticamente todas las fases legislativas ordinarias, pero que ha vuelto a encallar en la recta de meta.
UN PROYECTO QUE SE FUE DESINFLANDO POR LAS CRÍTICAS DEL CAMPO ANTE LA LLEGADA DE LAS ELECCIONES Y LAS PROTESTAS
La Comisión Europea presentó la ley en junio de 2022 para reparar al menos el 20% de los ecosistemas terrestres y marinos degradados en 2030 y todos ellos para el 2050, incluidas las tierras de cultivo, y alinear así a la UE con los acuerdos sobre biodiversidad de Naciones Unidas.
Para ello, y tras rebajar su ambición inicial, el reglamento establece obligaciones para corregir la disminución de polinizadores, recuperar el 30% de las turberas vaciadas para uso agrícola, mantener madera muerta en los bosques, no reducir espacios verdes urbanos o eliminar barreras artificiales en los ríos de la UE, donde el 81% de los hábitats se encuentra en mal estado.
El expediente se preveía inofensivo, pero se fue envenenando a medida que se divisaban las elecciones europeas en el horizonte y la defensa del Pacto Verde disminuía.
TRINCHERAS Y LABERINTOS
El proceso legislativo comunitario normalmente parte de una iniciativa de la Comisión Europea, que propone en este caso un reglamento que, una vez negociado y aprobado por las instituciones comunitarias, los Estados miembro aplican automáticamente.
Para que esto ocurra, las capitales tienen que acordar un enfoque común en el Consejo, y el Parlamento el suyo propio. Después, ambas instituciones negocian, con ayuda de la Comisión, y ese pacto provisional debe ser aprobado por el pleno de la Eurocámara y por el Consejo (los países).
Y en cada uno de esos pasos, la Ley de Restauración de la Naturaleza se ha topado con todos los vericuetos legislativos imaginables, aunque hasta ahora la mayor trinchera había estado en la Eurocámara.
En sintonía con el gran lobby agrícola Copa-Cogeca, el presidente del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber, lanzó una dura campaña contra la normativa, convirtiéndola en un símbolo para defensores y detractores del Pacto Verde Europeo.
La maniobra se interpretó como un intento del jefe de los populares de atraer votantes del mundo rural a los que podría seducir la ultraderecha, y a punto estuvo de tumbar el expediente, que criticaba la extrema derecha pero defendían socialdemócratas y ecologistas, gran parte de los liberales, científicos y asociaciones medioambientalistas como BirdLife o WWF o empresas como IKEA, Nestlé, H&M o Iberdrola.
Entre tanto, las protestas agrícolas iban ganando fuerza en distintos países de la UE y las «tractoradas» se iban convirtiendo en parte del paisaje habitual de Bruselas.
Finalmente, la Eurocámara adoptó por los pelos su posición, llegó a un pacto con el Consejo (los países ya habían acordado un enfoque común), el Parlamento validó el acuerdo y sólo faltaba que el Consejo también le pusiera su sello.
Pero resultó imposible cuando el pasado marzo Hungría cambió de posición, sumándose al grupo de países que rechazaban la ley (Finlandia, Suecia, Países Bajos, Austria, Polonia, Bélgica e Italia).
Y los ministros de Medioambiente de once países favorables (Alemania, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Lituania, República Checa y la titular española Teresa Ribera) reaccionaron pidiendo por carta a los Veintisiete que votaran a favor de la ley.
LUZ Y TAQUÍGRAFOS
«Es el momento de enseñar las cartas», decía en vísperas del debate ministerial diplomático, que añadía que ya no está claro quién apoya qué.
Prueba de ello es que horas antes del debate ministerial, Austria ha anunciado que votará a favor, lo que de nuevo permitiría reunir la mayoría cualificada, aunque aún existen dudas sobre la posición que tomará Eslovaquia.
Si tras el debate público la presidencia belga del Consejo de la UE constata que hay mayoría cualificada, someterá la ley a votación para cerrarla definitivamente.
Si no, se abren varios caminos legales que desorientan incluso a los especialistas en burocracia comunitaria.
Soy agricultor ecológico, y me estudiado detenidamente esta ley. Es una auténtica chapuza, no garantiza restaurar nada, sólo se dedica a marcar objetivos ridículos en el horizonte, obliga a desarrollar toneladas de burocracia financiada con dinero expoliado del sector rural, y para colmo es posible que consiga destruir los maravillosos paisajes de naturaleza humanizada de alta montaña, volviéndose focos de incendios y lugar de grandes parques industriales. Los defensores de esta ley de restauración de la naturaleza debían explicar por qué explícitamente se protege en esta ley a los grandes parques industriales eólicos y solares, y cualquier proyecto de interés administrativo (embalses, tendidos de alta tensión, polígonos industriales, autopistas, minas , etc). Todos sabemos que la mayor amenaza y el mayor destrozo a la naturaleza y salud humana viene de esos proyectos industriales, y no de la agricultura y ganadería, y en esta ley se protege en el articulado principal «cualquier proyecto de interés estatal», es decir, macroparques eólicos y solares que estan destrozando hasta los rincones mas bellos del mundo rural. Esta ley es una farsa para eliminar el estorbo que supone el campesinado, para convertir el mundo rural en una especie de parques nacionales llenos de fauna salvaje, pero con la hipocresía y el cinismo de humanizarlos, no como bellos paisajes agrarios, sino como paisajes acostados a las grandes empresas de las renovables. La UE europea es una máquina de destrozar la naturaleza, demostrado con la PAC. Desde que empezó la PAC hasta día de hoy, la PAC ha conseguido triplicar el uso de pesticidas, duplicar el uso abonos químicos que han envenenado el 90% de acuíferos, ha conseguido multiplicar por 10 la ganadería industrial, y ha conseguido arruinar el 90% del pequeño campesinado. Es un nido de ratas.
Perdona, pero esos proyectos de renovables son la base de la lucha para reducir la huella de carbono. Estoy de acuerdo en lo que dices en cuanto a su impacto paisajistico, pero no en el resto. El modelo actual tanto agronomo como pecuaria no es sostenible ni antes ni ahora. Me alegra que seas un agricultor ecológico porque eso significa no usar pesticidas ni erosionar la tierra, entre otros, pero deberías no tergiversar esta ley y llevarla a un caos, cuando no es así. Como ya dije en el anterior comentario está ley beneficiará a los agricultores y no al contrarío y sobre todo beneficiará a la humanidad. Mira como está Almería, Murcia, y parte este de Andalucía, es un auténtico polvorín gracias a la explotación de pozos y acuíferos propios de los agricultores que quieren más y más agua en un entorno que ya era seminario y ahora es un total desierto. La ley está para sufragar todo y intentar restaurar lo deteriorado. No se como os inventáis falacias. No me creo que hayas estudiado bien la ley más bien la has distorsionado. Si es por política he de decir que es la idiotez más absurda del mundo. Anteponer la política sobre el medioambiental me parece de lo más inútil.
Deberían dar formación a los jóvenes agricultores porque los viejos no salen de saber que es una cepa. Mientras no cambien el chip en cuanto a medio ambiente se refiere no sólo que nunca se aprobará está ley si no que se irá todo al traste y ellos serán los más perjudicados, aunque nos quieran amenazar diciendo que sin agricultores no hay alimentos.