La Unión Europea (UE) comenzó a moverse esta semana para frenar el grave declive de las abejas por la exposición a los pesticidas al avanzar hacia un objetivo común de protección de las colmenas, después de años de inacción por las discrepancias entre los países.

La aproximación entre los Estados miembros, lograda el pasado lunes en un Consejo de ministros europeos de Agricultura, permitirá actualizar la evaluación de riesgos para las abejas por su exposición a los pesticidas, según la Comisión Europea.

REDUCCIÓN DEL 10%

En particular, la mayoría de los países de la UE (entre ellos España) apoyó que el nivel máximo permitido de reducción del tamaño de las colonias de abejas se sitúe en el 10 %, una exigencia muy superior a las normas vigentes.

En el debate celebrado durante la reunión de los ministros, quedó patente que algunos estados, como Francia, Italia o Países Bajos, querían ir más allá y defendían limitar la pérdida de las colonias al 7%.

Otros abogaban por permitir disminuciones superiores al 12% (Finlandia, Grecia o Polonia) y Letonia incluso se oponía a un objetivo armonizado de protección en toda la UE.

Según Bruselas, el «apoyo claro a un objetivo ambicioso» para la protección de estos polinizadores permitirá «dejar atrás el punto muerto en las discusiones» y concentrar los esfuerzos en «lograr resultados».

BEELIFE DISCREPA

«Es un compromiso positivo pero mediocre», señalaron por su parte desde la ONG BeeLife, que considera que permitir una pérdida del tamaño de las colmenas del 10% «contradice una evaluación de riesgos científicamente sólida».

Noa Simón, de esa organización, dijo en conversación telefónica con Efe que la reacción produce un «sabor agridulce» y que aunque el 10% «es mejor que nada», se trata de un nivel poco ambicioso teniendo en cuenta los objetivos europeos para mejorar la sostenibilidad y frenar el declive de las abejas.

Esa organización pide a los países que reconsideren su posición y que atiendan al porcentaje del 7% de pérdidas en las colonias.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las abejas polinizan 71 de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos del mundo.

Las poblaciones de este polinizador han disminuido drásticamente en las últimas dos décadas y el uso de plaguicidas se ha identificado como uno de los motivos de esta disminución.

LEGISLACIÓN EUROPEA

Según las normas de la UE, los plaguicidas solo pueden utilizarse en la agricultura si una evaluación de riesgos exhaustiva demuestra que su uso no dañará la salud humana o animal ni provocará un impacto inaceptable sobre el medio ambiente.

Los niveles de riesgo actuales se basan en el documento de orientación sobre ecotoxicología terrestre, elaborado por la Comisión Europea en 2002.

En 2013, la EFSA adoptó y publicó un documento de orientación sobre la evaluación de riesgos de los productos fitosanitarios en las abejas.

Aunque la guía de 2013 se utilizó en algunos casos, como para la evaluación de los insecticidas neonicotinoides -ahora prohibidos en la UE- nunca se llegó a implementar por completo en el proceso de aprobación regulatoria porque no hubo apoyo suficiente para ello entre los Estados miembros.

En marzo de 2019, Bruselas solicitó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que realizara una revisión de su documento de orientación sobre las abejas, con vistas a la presentación de una propuesta para la protección que tenga en cuenta los nuevos conocimientos sobre esos polinizadores.

Fijar los niveles exactos de protección es una decisión política que corresponde sin embargo a los gestores de riesgos.

«El papel de la EFSA en este expediente es ofrecer la mejor ciencia posible para garantizar que se cumplan los niveles de protección deseados», recordaron fuentes de la Autoridad europea.

PRÓXIMOS PASOS

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria podrá ahora, dijo la Comisión Europea, finalizar la revisión del documento de orientación sobre el declive de las abejas.

Posteriormente, un proyecto de Reglamento para aplicar ese documento se presentará al Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos, donde la Comisión da por hecho que saldrá adelante ya que para su aprobación no hace falta unanimidad de los países sino que basta con una mayoría cualificada.

Por último, el proyecto de Reglamento será objeto de escrutinio por parte del Parlamento y el Consejo antes de su adopción por la Comisión.

(Texto: Marta Borrás  / Efeagro)

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