En particular, pretenden reforzar los controles de enfermedades como la salmonella y la trichinella, y modifica asimismo los procedimientos clásicos de inspecciones post-mortem.

    Las reglas tienen en cuenta los nuevos riesgos identificados por la EFSA con vistas a "mantener el más alto nivel de protección de los consumidores" sin comprometer la sanidad animal ni los costes asociados a los controles, según la Comisión.

   El principal objetivo de las inspecciones de carne destinada al consumo humano es detectar y prevenir riesgos sanitarios como agentes biológicos patógenos o contaminación química, recordó el Ejecutivo comunitario.

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