La etiqueta deberá informar, también, de manera "más clara" sobre el mejor modo de conservación del producto e indicar que la botella debe guardarse resguardada de la luz y el calor, para mantener su calidad. Además, se podrá indicar con carácter voluntario, la fecha de recolecta –siempre que todo el aceite del recipiente provenga de la misma cosecha_ya que la calidad del aceite puede deteriorarse aunque sea posible su consumo durante años.

   Finalmente, los gobiernos nacionales estarán obligados a vigilar que estas nuevas normas se cumplan y a realizar controles, así como a tomar medidas si se vulneran las reglas.

   La decisión ha sido adoptada por el comité de gestión competente que forman expertos de los Veintiocho con una mayoría de votos a favor y ninguno en contra, aunque sí con la abstención de Alemania, Estonia, Letonia, Hungría, Austria y Suecia.

Una compensación por la retirada de la propuesta sobre las aceiteras

   El comisario de Agricultura, Dacian Ciolos, promovió hace meses un paquete similar de medidas para apoyar al sector olivarero, pero finalmente decidió aparcarlo por las presiones de Reino Unido en contra de obligar a la hostelería a sustituir las aceiteras tradicionales servidas a los clientes por otras selladas y no reutilizables.

   Ciolos optó finalmente aparcar la polémica medida a escala europeo, mientras que países como Portugal, Italia y España -principales productores de aceite de oliva– han decidido aplicar en su territorio el veto a las aceiteras reutilizables en bares y restaurantes.

   El Ejecutivo comunitario, que veía con buenos ojos esta medida para evitar fraudes y proteger los productos de calidad, estima que con la iniciativa propia de este grupo de países queda cubierto "al menos dos tercios del consumo europeo" gracias a normas nacionales, han explicado las fuentes.

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