EFE.- La superficie de incendios de turbas en Rusia ya es mayor a la que ardía por estas fechas el año pasado, informó hoy en rueda de prensa Alexéi Yaroshenko, responsable de la sección de protección de los bosques de Greenpeace de Rusia.
"No se ha hecho nada para impedir que se repita la catástrofe del año pasado. Ahora ya es tarde, y todo depende de las condiciones del tiempo", dijo Yaroshenko.
El ecologista subrayó que las humaredas del verano pasado en Moscú sólo podrán evitarse si el tiempo ayuda y el Ministerio de Situaciones de Emergencias hace bien su trabajo.
"Si el tiempo es húmedo y frío en el próximo mes y medio, es posible que no se repita (la humareda). Aunque con ello no se apagarán las turbas, habrá mucho menos humo", señaló Yaroshenko.
En cuanto a los servicios de emergencias, el ecologista dijo que "si toman en serio sus obligaciones, aunque no pueden apagar los incendios, sí pueden controlarlos, con lo cual las humaredas serán locales".
Greenpeace recuerda que los incendios de turbas son muchos más peligrosos que los forestales, dado que los primeros producen cientos de veces más humo y partículas dañinas para la salud.
El verano pasado, cientos de miles de hectáreas de turbas ardieron en la parte europea de Rusia como consecuencia de una ola de calor sin precedentes, dejando a Moscú impregnada de humo tóxico durante más de un mes.
La turba es un combustible formado de residuos vegetales que se acumulan en sitios pantanosos y que al arder produce mucho humo y que es muy difícil de apagar.