Por ello, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA),  a la vista de esta coyuntura y aún a falta de evaluar la evolución de los acontecimientos durante estos meses cruciales, estima que las pérdidas económicas derivadas de esta causa superarán con creces los 20 millones de euros a finales de este año.

La falta de alimento los atrae a los cultivos

    El problema radica en que la fauna silvestre –conejos y jabalíes, sobre todo, pero también cabras montesas, corzos, ciervos o ardillas –  no encuentra su fuente de abastecimiento en las zonas más altas y boscosas porque la vegetación y los pastos escasean debido a la falta de precipitaciones. Esta circunstancia empuja de forma masiva a los animales hacia las áreas agrícolas en busca de sustento y agua, lo cual está disparando los daños tanto en los propios cultivos que les sirven de alimento como en las infraestructuras de regadío y en el arbolado.

     A empeorar la situación también han contribuido de manera decisiva los incendios que durante el verano de 2012 asolaron miles de hectáreas en los términos municipales de Andilla, Alcublas, Cortes de Pallás o Chulilla, privando a las especies silvestres de esa enorme masa forestal que constituía su territorio natural.

    Buena prueba de ese desplazamiento generalizado desde las zonas montañosas que están protagonizando los animales salvajes lo ilustra un dato reciente: en la Muela de Cortes, el año pasado, los cazadores abatieron 20 jabalíes a lo largo de dos meses y medio, mientras que este año han bastado cinco semanas para abatir ese mismo número de piezas.

      Se constata, igualmente, un desmesurado incremento de la población de ardillas, las cuales, y por los motivos ya expuestos, están causando daños muy apreciables en las cosechas.

La zona cercana al litoral también está afectada al secarse los humedales

     Tampoco las zonas más próximas al litoral se libran del problema. Los pequeños humedales naturales han visto reducida su superficie como consecuencia de la escasez de lluvias y la avifauna, sobre todo las anátidas, se concentra en mayor número de lo habitual en parajes como la Albufera para alimentarse en las plantaciones de arroz. Además, también se constata este año la presencia de jabalíes en la marjal Pego-Oliva.

     “La sequía no da tregua y se manifiesta ya en todos los frentes –afirma el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado–. La incidencia de la fauna silvestre está siendo este año mucho más elevada y negativa de lo habitual, por lo que es preciso adoptar medidas como el establecimiento de compensaciones directas a los afectados o como la puesta en marcha de planes para el control de estas especies. Por supuesto, también es necesario introducir mejoras en el seguro que cubre este tipo de daños para hacerlo mucho más atractivo, porque el modelo actual no responde a las necesidades de los agricultores”.

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