EFE .- Las ONG se han volcado con los afectados por la grave hambruna causada por la sequía, los conflictos y los elevados precios de los alimentos y cuentan desde el terreno a través de comunicados los testimonios de los voluntarios y de los ciudadanos de Somalia, Kenia y Etiopía, muchos de los cuales no comen más de una vez al día.
Acción contra el Hambre asegura que en Somalia ya casi no hay cosechas e incluso en las zonas tradicionalmente más ricas del país han sido un 50 por ciento inferiores de lo habitual y, además, gran parte del ganado ha muerto o está muy débil.
Los animales que todavía viven no producen bastante leche para alimentar a los niños, por lo que las familias intentan vender el ganado para comprar algo de comida y forraje y alimentar así a los animales que les quedan.
Debido al gran número de animales a la venta y al precario estado de salud de éstos, los precios se han hundido, según la ONG, que asegura que si una vaca se vendía habitualmente por 250 euros, el precio a día de hoy ha bajado a los 40 euros.
Por contra, los precios de los alimentos se han disparado y así, un saco de maíz de 50 kilos que antes costaba cinco euros ha subido ahora hasta los 25 euros.
Ante esta situación, las familias han empezado a huir hacia Mogadiscio, donde cada día llegan más personas y algunos miembros de la ONG que viven en Somalia han asegurado que "nunca se han enfrentado a una situación tan crítica".
Para sobrevivir, Acción contra el Hambre asegura que la única solución es la solidaridad y todo el mundo comparte lo que tiene, además existen sistemas comunitarios de recogida de dinero para poder comprar alimentos.
"El que no tenga qué comer un día recibe comida de los otros y viceversa al día siguiente", indica la ONG, que asegura que a pesar de que se han realizado distribuciones de alimentos en Mogadiscio, aún no es suficiente.
Por su parte, la ONG PLAN alerta de que en Kenia, donde distribuye ayuda de emergencia, las escuelas que a menudo son los únicos puntos donde los niños reciben comida al día se están quedando sin reservas y los precios de los alimentos en ese país también se han triplicado.
En Etiopía, la ONG está distribuyendo alimento alto en proteínas especial para combatir la desnutrición de los menores de cinco años y las madres lactantes.
Kawishi, una madre etíope de 30 años, cuenta que tiene un hijo de un año al que no puede amamantar porque no tiene leche: "estoy enferma de malaria pero aún así soy la encargada de buscar alimento para mi familia. Mira a tu alrededor, no hay hombres, sobre las mujeres cae todo el peso", subraya.
Farmamundi es otra de las organizaciones que ha mostrado su solidaridad con los afectados y ofrece atención médica de emergencia en dos de los campos refugiados de Kenia, alimentos y bienes de primera necesidad a más de 5.600 personas.