Nagore agradeció al joven agricultor de Entrena, Ignacio Marcial, su colaboración para poner en marcha, con el apoyo técnico del Servicio de Investigación y Desarrollo Tecnológico Agroalimentario (CIDA), una experiencia única en La Rioja, después de que hace varios años se probaran algunos sistemas de protección en frutales en Rioja Baja.
El consejero ha calificado de "imprescindible" la implicación de los agricultores para poder innovar en las técnicas de producción y con ello mejorar la competitividad y rentabilidad de las explotaciones riojanas.
En el recorrido por la parcela, que tiene una superficie de 0,6 hectáreas dedicadas al cultivo de pera conferencia y en la que se ensayará durante cinco años, el consejero estuvo acompañado por la directora de Desarrollo Rural, María Martín, y Juan María Pareta, fruticultor y gerente de la empresa Novafrut, responsable de la instalación de la malla y con experiencia en este tipo de coberturas.
Seguridad a cambio de una inversión
La seguridad que aporta una instalación de estas características para garantizar la comercialización y calidad del producto, unido al ahorro de costes que ocasionaría la pérdida de una cosecha dañada por el granizo y otros fenómenos meteorológicos adversos como el viento, son aspectos que el Gobierno cree que se deben valorar.
No obstante, las mallas protectoras suponen también una inversión que puede oscilar entre 15.000 y 18.000 euros por hectárea y los especialistas aseguran que puede amortizarse en diez años.
La Rioja ha consolidado en los últimos cuatro años una red de 20 parcelas con ensayos agrarios de 11 cultivos.
Estos campos de ensayo, dirigidos desde la sección de Experimentación del CIDA, se han convertido en una herramienta necesaria para agricultores, técnicos e investigadores al favorecer la transferencia de técnicas agroalimentarias y la puesta en marcha de nuevos cultivos.