Los apicultores que esta fría mañana invernal del martes 28 han acudido al corazón de la capital madrileña lo han hecho ataviados con sus monos de escafandra, agitando sus clásicos ahumadores y derramando miel sobre el asfalto del paseo de la Castellana para protestar por un comercio que les «arruina».
Es lo que han querido expresar ante la sede de la Comisión Europea en España y lo hacen tras la última decisión comunitaria que, creen, les afecta: el cierre del acuerdo de libre comercio UE-Mercosur y la posibilidad de que a partir de ahora lleguen más volúmenes de miel de países latinoamericanos que, entienden, no compiten en igualdad de condiciones con las producciones europeas.
Como muestra gráfica de ese descontento queda el derramamiento de miel que varios apicultores han hecho sobre otro que llevaba puesta una careta con la imagen de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Entre pancartas en las que se leía que Europa fomenta «la ruina de los apicultores», la «estafa» para los consumidores y el «exterminio de los polinizadores», se encontraban muchos apicultores con nombres y apellidos que han puesto voz a sus quejas.
Es el caso de los hermanos leoneses Iván y Pablo Fuertes quienes, en declaraciones a Efeagro, lamentan que los precios a los que está la miel en el súper les impiden la rentabilidad.
SI AL CONSUMIDOR SE LE DA A PROBAR MIEL AUTÉNTICA NACIONAL, OPTARÍA POR ELLA FRENTE A LOS «SIROPES IMPORTADOS»
Todo porque la UE permite la entrada «masiva» de mieles que «pueden tener sólo un 1 o 2% de producción europea» y, sin embargo, en el lineal se presentan como «miel procedente de la UE».
Por eso piden un «etiquetado claro» especificando orígenes para que el consumidor sepa lo que compra y deje de tener «ese desconocimiento actual».
Tienen claro que, si al consumidor se le da a probar miel auténtica nacional, optaría por ella frente a los «siropes importados».
Rafa Mansilla es apicultor en Dúrcal (Granada) y está en contra de comparar la miel genuniamente europea con la que se importa, «que no es ni miel sino un jarabe edulcorado».
Cree que el acuerdo con Mercosur no hará sino incrementar ese fenómeno con la llegada de «más mezclas» que no compiten en igualdad de condiciones con los procesos de producción europeos.
En su caso, no le renta en muchas ocasiones sacar su miel al mercado por la falta de competitividad en precio respecto a las mezclas importadas y, de hecho, actualmente tiene 60.000 kilos de miel almacenada.
La apicultora de Bollullos de la Mitación (Sevilla) Antonia Valero es partidaria de diferenciar bien entre la miel nacional, que es «de calidad, con garantías y trazabilidad» frente a la importada, que «no tiene ni analíticas» hechas.
Está convencida de que si al consumidor se le detalla bien cuál es la miel de España optará por ella frente a los «sucedáneos» que llegan desde terceros países.
Estos testimonios se han intercalado este martes con la acción de protesta convocada por COAG y Unión de Uniones y que, todo apunta, será la primera de futuras manifestaciones que quieren extender a otros países comunitarios productores de miel.
(Texto: Juan Javier Ríos / Efeagro)