Los huevos que producen sus gallinas se caracterizan por su "color amarillo" y su sabor "totalmente diferente al huevo convencional", porque se crían en libertad, sin estrés, sin abonos químicos ni plaguicidas.
Las gallinas, que gozan de una alimentación a base de cereales de producción ecológica, llevan una vida tranquila, sin prisas, y a las 5:30 horas de la madrugada les encienden la luz, les abren los comederos y salen a sus parques.
Valera, de 46 años, y su socio, de 47, se encargan de hacer las cuatro recogidas de huevos al día: a las once de la mañana, a la una de mediodía y a las cuatro y seis de la tarde.
Después seleccionan los huevos y los envasan, pero previamente les ponen el código 0, que significa que las gallinas son de cría ecológica en libertad, algo que los diferencia de la mayoría dado que los que llevan el 1 corresponden a las gallinas camperas, el 2 es para gallinas criadas en el suelo y el 3 señala que las gallinas han sido criadas en jaulas y nunca han visto la luz del día (el sistema más habitual en España).
De esta granja en Chillarón de Cuenca cada día salen unas doscientas docenas de huevos, unos 72.000 al mes, que son pocos para la gran respuesta que están teniendo en el mercado, aseguran.
Su mercado se centra sobre todo en Valencia, Barcelona, Madrid y Sevilla
Los emprendedores los comercializan bajo la marca Valera Bonilla en Valencia, Barcelona, Madrid y Sevilla, y también se plantean exportar, precisa Valera.
"Los huevos están teniendo una aceptación muy buena ya que los está demandando muchísima gente. Si tuviéramos más, más huevos venderíamos", ha comentado este emprendedor conquense que ideó el proyecto hace dos años.
La explotación, de 40.000 metros cuadrados, está ubicada en el paraje de Noguerilla del Torno en Arcos de la Cantera de Chillarón, muy cerca de la autovía A-40.
Estos emprendedores han participado en el tercer encuentro de consumo agroecológico de Cuenca, que se ha celebrado este pasado mes de octubre.