EFE.- El estudio evidencia que en las dehesas, bosques abiertos con árboles de gran porte, factores como la presencia de ganado hacen más difícil que prosperen los árboles nuevos, ha explicado a EFE uno de los autores principales de esta investigación, Jofre Carnicer.

   Esta situación se aprecia en zonas del oeste de Castilla y León, especialmente de las provincias de Salamanca y de Zamora, con mayores extensiones de encinar.

   Sin embargo, en la periferia más montañosa del sur y este de Castilla y León, con mayor masa forestal y menos ganadería, el estudio pone de manifiesto que la encina, el árbol propio de la dehesa, se regenera mucho mejor.

   Igualmente, en áreas del resto de la Comunidad donde se ha producido una notable explotación de los bosques, también se aprecia la expansión del encinar, ha indicado este investigador del CREAF.

   La encina ahoga el desarrollo de especies de pino como el albar, como se puede observar en buena parte del sur y este montañoso de Castilla y León, con lo que el pinar se va limitando a las zonas más altas de montaña.

   Esta situación se repite en muchas poblaciones de pinos de la Península Ibérica, que están en regresión ya que la expansión de los encinares dificulta la germinación y el desarrollo de cinco especies diferentes de pinos, en paralelo al abandono o a la reducción de la explotación forestal en muchas áreas.

   Además, estas especies de pinos también se verán perjudicadas por el cambio climático derivado del calentamiento global del planeta, al aumentar las sequías y los incendios.

   El estudio calcula que el 63 por ciento de los pinares de pino carrasco, piñonero, que es muy frecuente en Castilla y León, albar, laricio y rodeno están afectados.

   El escenario de futuro es menos favorable para pinos de montaña como el albar y laricio, los que más pueden verse perjudicados tanto por la expansión de la dehesa como por los efectos del cambio climático.

   Por contra, el calentamiento del planeta propicia la expansión del encinar a zonas más altas y frías, según este estudio recogido por la publicación científica internacional Ecología Global y Biogeografía.

   El CREAF es un centro del Campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el que participan, además de esta institución académica, la Generalitat de Cataluña, la Universidad de Barcelona, los institutos de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y de Estudios Catalanes (IEC), y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

×