No obstante, el ministro irlandés de Agricultura y Pesca, Simon Coveney, anunció hoy que ha pedido a la Policía nacional (la Garda) que inicie una investigación sobre este asunto, ante las sospechas de que ya no se trate simplemente de un problema de contaminación accidental.

    En declaraciones a la cadena pública RTE el director de la FSAI, Alan Reilly, aseguró que "alguien" está "introduciendo deliberadamente" carne de caballo en la industria alimentaria irlandesa, lo que podría constituir un delito de "fraude" al consumidor.

    Según el experto, existe gran preocupación en el sector porque se ha pasado de hallar restos de ADN de caballo en las hamburguesas a encontrar restos de "carne equina" auténtica.

    Este escándalo alimentario comenzó cuando las autoridades de este país hallaron el pasado día 16 restos de equino en hamburguesas congeladas de cinco cadenas de supermercados con presencia en la República de Irlanda y en el Reino Unido, como Tesco, Aldi o Lidl.

    Los productos contaminados, informó la FFAI entonces, fueron elaborados en dos plantas procesadoras de la República de Irlanda: "Liffey Meats" y "Silvercrest", propiedad esta última de "ABP Food",  la mayor compañía proveedora de carne de ternera en Europa.

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