El número de personas empadronadas en municipios rurales, aquellos que poseen menos de 30.000 habitantes y cuya densidad poblacional es inferior a 100 habitantes por km2, es de 7.538.929 personas, según datos del censo de 2020, lo que supone el 15,9% de la población española. Las áreas rurales se extienden sobre el 84% de la superficie del país. Los datos están reflejados en un documento publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en su página web, en el que se analiza la estructura demográfica y el empleo de las áreas rurales españolas.
El análisis de los procesos demográficos que caracterizan a las áreas rurales es importante para el diseño y aplicación de las políticas regionales. Los cambios sucedidos en la población española durante las últimas décadas han alterado la separación clásica entre los ámbitos urbano y rural. La diversificación económica de las poblaciones rurales, y el establecimiento de redes de comunicaciones cada vez más eficientes con las ciudades, han difuminado en muchos casos la frontera existente entre ambos. Sin embargo, también existen territorios menos vitales donde surge el problema del despoblamiento.
LA POBLACIÓN QUE HABITA ÁREAS CLASIFICADAS COMO RURALES HA DESCENDIDO UN 7,1% EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS
La importancia demográfica de las poblaciones rurales pequeñas se corrobora al observar que el 60% de la población que habita las áreas rurales está empadronada en municipios con menos de 5.000 habitantes, la mitad de la cual estaría censada en términos municipales inferiores a 2.000 habitantes.
En cuanto a la evolución a medio plazo, la población que habita áreas clasificadas como rurales ha descendido un 7,1% en los últimos 10 años (2011-2020), dentro de un contexto general de crecimiento demográfico de un 0,6%. El descenso ha sido superior en los municipios rurales de más de 5.000 habitantes.
Por el contrario, la población censada en municipios de tipo urbano ha aumentado un 2,1%. Estos datos son el resultado conjunto de procesos demográficos –naturales y migratorios-, así como de cambios en las tipologías de algunos municipios, que pasan de rurales a urbanos o viceversa debido a variaciones en su censo o en su densidad poblacional.
Las áreas rurales poseen un índice de masculinidad un 9,2% más elevado que en las urbanas, existiendo una mayor masculinización cuanto más pequeño es el municipio. Este índice ha descendido un 0,4% en los últimos 10 años. Por otro lado, la tasa de jóvenes es un 35,2% menor en los municipios rurales que en los urbanos, y disminuye también considerablemente en los de menor población. Esta tasa ha descendido un 9,1% entre 2011 y 2020.
Las comunidades autónomas con un mayor porcentaje de población censada en municipios rurales, de un 30% a un 50%, son Extremadura, Castilla–La Mancha, Castilla y León y Aragón.
Por lo que respecta al empleo, la tasa de ocupación de la población de 15 años o más en las áreas rurales es del 44,5%, siendo esta cifra inferior respecto a la de las áreas urbanas. Las áreas rurales se han mostrado algo más resilientes frente a los efectos de la crisis motivada por el Covid-19 que las urbanas, ya que la ocupación, si bien ha descendido, lo ha hecho en menor grado.
El informe sobre los datos del censo de 2020, así como los estudios anteriores, están disponibles para su descarga en la página web del MAPA, en el apartado de Análisis y Prospectivas, en el siguiente enlace: https://www.mapa.gob.es/es/ministerio/servicios/analisis-y-prospectiva/agrinfo.aspx
Vivo en un pueblo de no más de 2500 habitantes. El problema es que la mayor parte de las políticas contra el despoblamiento rural son creadas por personas que ni viven ni participan en la vida socio-económica de nuestras pueblos.
Día a día , de camino al trabajo (trabajo en el sector agroalimentario) me duele el corazón de ver las decenas de coches que se desplazan desde una población urbana de más de 60.000 habitantes.
Nadie puede obligar a nadie a vivir en los pueblos, pero es «deber» de todas las empresas, entidades, administraciones locales, al menos intentar que se queden.
El problema de la despoblación es la falta de rentabilidad y la intervención pac, k hace bajar precios del cereal y las rentas de agricultores y ganaderos. Si las rentas de los agricultores fuesen más altas, darían más trabajo y habría más vida en los pueblos. No podemos esperar k robando los productos de agricultores y ganaderos, y bajando las rentas de estos, la gente joven se kede a vivir en los pueblos.
La solución es tan simple como kitar la pac k solo sirve para intervenir los precios, bajar los impuestos de los insumos k son abusivos, y además la agricultura paga más impuestos k CUALKIER otro sector y, liberar el sector de tanta burocracia. Eso haría k las rentas de los agricultores y ganaderos subiesen y subiría la natalidad, la contratación y con ello la población.
Por qué es deber de todas las empresas, entidades, administraciones locales intentar que se quede la gente? Si la gente se quiere ir, se va y punto. Esto no es comunismo.
Lógico que se pierda población. Mientras no se creen puestos de trabajo la gente se seguirá marchando.
La ‘deseada’ mecanización sólo ha traído despoblación y tampoco ayuda que muchos paisanos no se bajen del tractor hasta los 80 años o hasta que el tractor se les cae encima.
Teruel Alpiste
En aragon lamban y olona les da igual, pork por lo visto siguen retrasando pac de agricultores y ganaderos y les importa muy poco k perdamos dinero criando terneros, corderos o sembrando… sus actos los avalan