A lo largo de este fin de semana los distintos centro productivos de la compañía debatirán en asambleas, y luego votarán, el preacuerdo alcanzado entre los sindicatos y la empresa aceptando la propuesta de mediación de la Inspección de Trabajo y la Seguridad Social. Y hay nervios, tensión, "en dos palabras; mucha intranquilidad", aseguran fuentes sindicales.
Entre los negociadores, según recoge Fernando Sanz en cincodias.com, ha cuajado la idea a la vista de las últimas posiciones y argumentos esgrimidos por la empresa de que ésta "es la última oportunidad que tenemos para que la situación no se desborde, para que Panrico no vaya a concurso y pueda seguir operando.
Nadie lo nombra. Pero el caso de Fagor y Edesa planea sobre la cabeza de los representantes sindicales. "Veinticuatro horas después de firmar el preacuerdo nos llegan opiniones y reacciones de todo tipo. Algunas nos dan esperanzas, pero otras son tan duras que nos hacen ver la cosas aún muy difíciles". Pero ni un asomo de critica al discrepante, todo lo contrario. "Tras cinco semanas de huelga en la fábrica de Barcelona las posiciones de los compañeros de Santa Perpetua de Mogoda no pueden estar sino radicalizadas. Entendemos que es complicado y se hace muy duro aceptar una acuerdo como el que tenemos encima de la mesa. Pero queremos hacerles comprender que es el mejor acuerdo posible y que nada se acaba aquí. Si hay un voto positivo de las asambleas, el lunes nos sentamos a rellenar de contenido el acuerdo para lograr más garantías y mayores compromisos de la empresa", aseguran fuentes de la negociación.
El esfuerzo no es nada despreciable, es un sacrificio enorme, aseguran las fuentes consultadas, "pero debe servir para que, a través de una nueva gestión de precios de las marcas y de una nueva estructura industrial, nos compremos un futuro entre todos. Todo el mundo tendría que tenerlo claro a la hora de votar este fin de semana y la empresa debería tener claro que con esa bolsa del dinero de todos no se podrá jugar y no le dejaremos especular".