Las plantaciones afectadas han aumentado progresivamente, de forma que, mientras en 2012 se contabilizaron 32 casos en Gran Canaria, en los cinco primeros meses de este año se han cuadruplicado y ya son 120.
Durante este año, la plaga se ha extendido a todos los municipios de la isla, con excepción de La Aldea, a pesar de que el insecto prefiere en principio temperaturas frescas y humedades altas.
Los insectos causantes de esta plaga son parecidos a los pulgones y se alimentan de las hojas de los cítricos, donde aparecen unos bultitos. Además, son capaces de trasmitir una bacteria de árboles enfermos a sanos que puede acabar con la vida del árbol al impedir que su savia circule.
Hasta el momento, la bacteria que trasmite la "psila africana", conocida como "Candidatus Liberibacter africanus", no ha aparecido ni en Canarias ni en ningún otro lugar de Europa, aunque en Madeira también se han detectado los insectos voladores, ha indicado Benito.
Pudo llegar en una partida no controlada
La plaga procede del África Subsahariana y se desconoce cómo ha llegado al archipiélago, aunque se especula que pudo ser a través de alguna partida de fruta no controlada introducida en las islas.
Para combatir al insecto se utilizan productos fitosanitarios, que deben alternarse de manera periódica, ya que el insecto es muy resistente, ha explicado la bióloga.
El consejero de Agricultura del Cabildo de Gran Canaria, Francisco Santana, ha pedido al Gobierno de Canarias que decrete las medidas necesarias para luchar contra la plaga, pues existe el riesgo de que la bacteria que introducen los insectos podría aparecer en el archipiélago, con el consiguiente riesgo para los frutales.
Menos producción pero sin riesgo para la salud
Actualmente, el Cabildo de Gran Canaria informa a los agricultores de las características de la enfermedad y de cómo tratar los frutales para eliminarla.
Los árboles cítricos están presenten en mayor o menor medida en muchas zonas rurales, razón por la que la plaga se ha extendido con rapidez.
La aparición del insecto reduce su producción en hasta un 30 por ciento, aunque las personas pueden continuar consumiendo la fruta sin riesgo para su salud, ha asegurado Benito.