Fedejerez recuerda que la manzanilla tiene necesariamente que ir en botella -también se puede vender a granel bajo la supervisión del Consejo- para usar cualquiera de estos dos términos, por lo que advierte al consumidor que sólo puede tener seguridad de que compra manzanilla de Sanlúcar si está embotellada.
La patronal bodeguera, que ha puesto en conocimiento del Consejo Regulador esta práctica fraudulenta para que tome las medidas oportunas -en este caso cabría la incoación de un expediente sancionador que permita además retirar del mercado todo el producto ya comercializado-, aprovechó la celebración en Sanlúcar del último pleno del vino por el cincuentenario de la manzanilla para pedir a la institución del vino la puesta en marcha de una campaña de sensibilización a los consumidores, según recoge Angel Espejo en diariodejerez.es
El presidente de Fedejerez, Evaristo Babé, explica que la idea es, "informar en tono positivo y de forma clara al consumidor que la manzanilla sólo es manzanilla si está embotellada y lleva el sello del Consejo Regulador". Según el responsable bodeguero, "lo demás es un engaño al consumidor al que hay que poner fin para dar valor a la denominación de origen, más ahora que se cumple su 50 aniversario".
Una práctica que empieza a ser demasiado normal
Los manzanilleros se enfrentan al dilema de mantenerse bajo la disciplina del Consejo Regulador para seguir comercializando sus vinos o, por el contrario, descalificar buena parte de su producción para comercializarla en formatos distintos al vidrio -el único envase que autoriza el reglamento de la institución para todos los vinos amparados-.
Muchos manzanilleros han dado ya el paso para la comercialización de sus productos en otros envases como el ‘bag in box’ -la caja que contiene una bolsa en la que se deposita el líquido-, que proliferan en la hostelería local y en las ferias andaluzas, principalmente la de Sevilla, donde algunas firmas sanluqueñas prefieren renunciar a comercializar el vino bajo el nombre de Manzanilla de Sanlúcar para mantener sus ventas y no perder clientes.
Esta práctica cobra magnitud, pues según admite el Consejo Regulador, el volumen de vino descalificado, sobre todo la manzanilla, para su venta en otros formatos no autorizados por la institución alcanza ya cientos de miles de litros y se concentra en los meses de primavera.