En cualquier caso, la comisión científica, al término de una amplia deliberación, estimó que la identificación de un único caso no plantea un peligro para la sanidad humana o animal ni para Brasil, ni para los países con los que comercia.

    Sobre todo, porque el animal infectado por la EEB fue destruido y ninguna de sus partes entraron en la cadena alimenticia.

    Según los protocolos de la OIE, la aparición de un caso de encefalopatía espongiforme bovina no conduce automáticamente a una suspensión del estatus de riesgo de enfermedad, salvo que una modificación de la situación epidemiológica indique un fracaso de las medidas establecidas para la reducción de riesgos de enfermedad.

    Una decena de países, entre ellos Arabia Saudí, Japón y China, activaron un embargo sobre la carne bovina brasileña después de que las autoridades del país sudamericano anunciaran el pasado 7 de diciembre un caso "no clásico" de EEB.
Se trataba de un animal muerto en 2010 en el estado meridional de Paraná.

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