También diseñó unos estándares para la identificación de insumos ecológicos y no de síntesis química; de los comercios o tiendas que comercializan productos eco; o los restaurantes que elaboran platos o menús con alimentos bio.

    Además, "el colectivo de productores y empresas ecológicas están asumiendo un protagonismo que va más allá del ámbito agroalimentario", según García Melgarejo, de ahí que se apueste ahora por un sello de calidad complementario como "Ecovalia".

    Así, por ejemplo, desde el punto de vista de responsabilidad empresarial se valoran aspectos tales como aumento general de la competitividad, impacto directo en la productividad, a través de la motivación de los empleados, entre otros.

    Respecto a la responsabilidad medioambiental, se valorará una correcta gestión de los residuos, la apuesta por energías renovables y el uso eficiente del agua.

    Desde el punto de vista de la responsabilidad social, se considerará los productos logrados siguiendo unos mínimos éticos universales y que haya un respeto por los derechos laborales en cuanto a normas de contratación, salario e igualdad.

    En la actualidad son tres las empresas "piloto" en las que se están probando estos criterios: una almeriense del sector olivarero; otra onubense hortofrutícola y otra dedicada a la producción animal.

    "Se trata de una herramienta de diferenciación adicional", ha destacado García Melgarejo, una "herramienta de márketing" pensada, sobre todo, para el mercado internacional, no hay que olvidar que aún se exporta el 80 % de la producción ecológica española.

    No obstante, se trata también de una marca que transmite un compromiso empresarial, medioambiental y social y no solo de producción ecológica.

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