Alfredo Martínez / Efeagro
Con la reciente muerte del naturalista y filántropo suizo Luc Hoffman ha desaparecido el último patriarca de Doñana quien, junto al biólogo español José Antonio Valverde y al bodeguero jerezano Mauricio González-Gordon, entre otros, salvaron este espacio protegido, único en Europa.
Hans Lukas Hoffmann (Basilea -Suiza- 1923) fue cofundador, en 1961, del Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés), uno de cuyos primeros objetivos fue precisamente recolectar fondos para comprar fincas de Doñana y salvarlas de la desecación o de las plantaciones de eucaliptos.
logró recudar dinero por media europa para comprar fincas y salvarlas de la desecación o plantación de eucaliptos
Los dos millones de francos suizos recaudados, que Hoffman, copropietario de los laboratorios Roche complementó con generosas aportaciones, se obtuvieron con cuestaciones populares en países europeos bajo el lema «una corona, un ganso», tras comprobarse pocos años antes, gracias a los primeros anillamientos desarrollados por Valverde, Bernis y otros ornitólogos en Doñana, que era en estas marismas del Guadalquivir donde invernaban los ánsares nórdicos.
Hoffman no sólo fue decisivo para comprar 6.794 hectáreas de Doñana en 1963, sino también para que esta aportación privada fuese acompañada por el Gobierno español con la aportación de más tierras y con su protección legal.
José Antonio Valverde relató en sus memorias esta hilarante historia. WWF nombró presidente de honor al entonces príncipe Bernardo de Holanda, quien escribió una carta a Franco -al parecer promovida y redactada incluso por el propio Hoffman- en la que le pedía la protección de Doñana tras comprobarse su importancia para la avifauna europea.
Valverde fue citado días después al Palacio del Pardo, adonde acudió temiéndose una represalia por su reivindicación de la protección de Doñana frente a los planes desarrollistas del franquismo.
Sorprendido, le transmitieron el encargo de Franco: que contestara y complaciera, en su nombre, a la petición del príncipe holandés.
El destino quiso pues que Valverde y Hoffman escribieran las peticiones proteccionistas del Príncipe Bernando de Holanda y las contestaciones en nombre de Franco.
eL PASO DECISIVo: la creación, en 1963, de la Reserva Biológica de Doñana y, un año después, de la Estación Biológica de Doñana
El resultado no pudo ser otro que la creación, en 1963, de la Reserva Biológica de Doñana y, un año después, de la Estación Biológica de Doñana, instituto de investigación dependiente del CSIC, presidido, precisamente, por Valverde.
El nombramiento del entonces príncipe Juan Carlos de Borbón como presidente de Adena, sección española de WWF, y su apoyo a la preservación de Doñana la blindaron como Parque Nacional, en 1969, y le dieron una proyección internacional plasmada en su posterior reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera o miembro de la Convención Ramsar, una iniciativa de Naciones Unidas que también impulsó Hoffman.
Con su fallecimiento desaparece el último patriarca de Doñana, que sobrevivió a Mauricio González-Gordon, a los ornitólogos españoles José Antonio Valverde y Franciso Bernis o a los científicos europeos Guy Mountfort, Max Nicholson o Julian Huxley, quienes a mediados del siglo pasado descubrieron la importancia de estas marismas del Guadalquivir y se emplearon a fondo en preservarlas.
españa tardó mucho en reconocerle su mérito y sólo hace unos años le conedió con la Orden de Isabel la Católica
Un esfuerzo rodeado de indiferencia, cuando no de hostilidad, y que en el caso de Hoffman sólo le fue reconocido, muy tardíamente, en 2009 cuando el Gobierno español le concedió la Orden de Isabel la Católica.
Ese año, este naturalista y filántropo suizo realizó su última visita oficial a Doñana para conmemorar, junto al secretario general de WWF, James P. Leape; el de WWF España, Juan Carlos del Olmo; y los representantes de WWF en Doñana Juanjo Carmona y Felipe Fuentelsaz, los cuarenta años de la fundación del Parque Nacional.
El siempre discreto Hoffman rehuyó todo protagonismo en este evento, en el que sí pudo abrazarse con su amigo Mauricio González-Gordon, el bodeguero jerezano que también aportó su entusiasmo y hasta sus fincas para preservar Doñana.
Ambos octogenarios vitalistas brindaron con una copa de Jerez por el futuro de Doñana, un sueño de su juventud que lograron convertir en realidad pero que nunca ha estado exento de dificultades.
Hoffman, tras no pocas insistencias, concedió una entrevista a la Agencia EFE en la que valoró, con cierta melancolía, las vicisitudes soportadas por Doñana durante las últimas décadas.
Su honradez intelectual le llevó a advertir de que Doñana sufría entonces -año 2009- «más presiones y más amenazas» que cuando él la descubrió, sobre todo porque ahora está rodeada por núcleos urbanos y turísticos en expansión, y por crecientes actividades agrícolas y ganaderas.
Y no dudó en animar a la población del entorno a que «se implique directamente en la defensa y en la gestión» de este ecosistema único en Europa y que precisamente le ha dado a la comarca un reconocimiento y una responsabilidad mundiales.
«Pese a las presiones y las amenazas, hay que abrir un camino para que la gente del entorno de Doñana ayude a conservarla y a transmitirla intacta a las generaciones futuras», fue su último mensaje y quizá, su testamento.