EFE.- La investigación, como ha señalado esta semana la Junta en un comunicado, se lleva a cabo tras la necropsia realizada por los técnicos de los Centros de Gestión de Medio Marino (Gegma) de la Junta, ubicados en Algeciras (Cádiz) y Marismas del Odiel (Huelva).
Además de realizarse la necropsia completa de la ballena, una hembra joven de 10,5 metros de longitud y un peso de 7,6 toneladas, se han tomado muestras de todos sus órganos, enviadas al Instituto Universitario de Sanidad y Seguridad Alimentaria de la Facultad de Las Palmas de Gran Canaria, donde se realizará la histopatología para averiguar la causa definitiva de la muerte del animal.
También se han recogido restos de piel, grasa, músculo, barbas y gónadas, que una vez procesados y analizados podrán aportar más información acerca de la historia natural del animal, como genética, alimentación o reproducción.
Durante el estudio del cadáver del animal se ha podido observar como tanto el esófago como los diferentes estómagos que posee esta especie estaban repletos de lodos, lo que confirma que el rorcual común varó con vida en una zona fangosa de la ría de Huelva.
La Junta destaca el hallazgo de una infestación severa por parásitos nematodos, de unos 50 centímetros de longitud, que se encontraban dentro de la vena porta y dificultaban la circulación, además de encontrarse varios trombos en diferentes salidas de este vaso sanguíneo.
A pesar de que los resultados de la necropsia pueden parecer «evidentes» de una posible causa de muerte, no se podrá dar un diagnóstico definitivo de la misma hasta que se tengan los resultados de la histopatología.