José María Ferrer, jefe del departamento de legislación de Ainia, ha señalado que la principal confusión se debe "a una inadecuada interpretación del reglamento" sobre la identificación del origen de los productos y la gestión de la información relacionada con los alérgenos.

      En relación a la información de alérgenos en productos envasados, señalan que todavía se está a la espera del Real Decreto que regule aspectos como la información alimentaria obligatoria de los alimentos que se presenten sin envasar para la venta al consumidor final (graneles) y a las colectividades (Horeca).

      Otra de las grandes confusiones se refiere a la información nutricional que tiene que aparecer en el etiquetado y cuya inclusión solo será obligatoria a partir del 13 de diciembre de 2016.

      Aspectos como el valor energético, las grasas, las grasas saturadas, los hidratos de carbono, las proteínas, los azúcares y la sal deben figurar en los etiquetados que decidan incorporar voluntariamente este tipo de información.

      Ferrer ha apuntado que "el consumidor valora el refuerzo a la hora de identificar mejor los alérgenos" pero cree que es "agridulce" la sensación que proporciona la fijación de un tamaño mínimo de letra que establece la nueva regulación, ya que "desde el punto de vista de consumidores se queda todavía pequeño".

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