EFE.- Un 58 por ciento de los ciudadanos considera entre "poco buena" -un 35 por ciento- o directamente "mala" -un 23 por ciento- la gestión de la crisis, según una encuesta del instituto de demoscopia Forsa, difundido hoy por el semanario "Stern".
Apenas un 40 por ciento considera "satisfactorias" las medidas emprendidas por las autoridades.
De acuerdo con esa encuesta, más de la mitad de los ciudadanos cambió sus hábitos alimenticios mientras duró la crisis y renunció a comer determinadas hortalizas.
Las autoridades alemanes mantuvieron durante semanas la recomendación de no comer pepinos, lechugas ni tomates crudos por considerarse podían ser el foco de la infección con la agresiva variante del "E.coli".
El primer caso fue detectado el primero de mayo y semanas después empezaron a registrarse ingresos masivos de ciudadanos con problemas intestinales y renales.
El 25 de mayo se emitió la recomendación de no comer esas hortalizas crudas, a lo que sucedió, al día siguiente, la sospecha de que el foco de infección podía estar en una partida de pepinos españoles.
Unos días después se retiró la alerta concreta sobre esos vegetales procedentes de España, al revelarse que no era éstos el foco de la infección, pero se mantuvo la recomendación general contra las hortalizas crudas.
El primer fin de semana de junio se extendió la alerta a las semillas germinadas y unos días después los análisis confirmaron que los brotes procedentes de una granja ecológica de Baja Sajonia (norte) eran el foco de la infección, por lo que se levantó la alerta contra las hortalizas.
La incertidumbre creada ha causado daños multimillonarios en el sector agrícola español, alemán y del resto de Europa.
El número de infectados se sitúa en unos 3.000, de los cuales unos 700 desarrollaron el peligroso síndrome urémico hemolítico (SUH) y 37 murieron, el más joven de los cuales un niño de dos años, que según las informaciones en curso no había comido tales semillas.