EFE.- En Macaronesia y algunas zonas de Asia, Australia y Norteamérica ha quedado acantonada la laurisilva, un "ecosistema maravilloso" pero que en la actualidad no es más que una "versión empobrecida" de un bosque que durante el Terciario tuvo una distribución mucho más amplia en Europa y el norte de África.

Todos los elementos de aquel ecosistema europeo encontraron dificultades para llegar a las islas, ha explicado José María Fernández-Palacios, catedrático en Ecología de la Universidad de La Laguna.

Este empobrecimiento de la laurisilva macaronésica se vio incrementado de manera fundamental por el deterioro climático y el impacto de los humanos, tanto aborígenes como castellanos, ha añadido el catedrático.

Sin embargo, Fernández-Palacios ha considerado que sigue siendo un ecosistema muy rico en especies, sobre todo en animales invertebrados, al que le da un aspecto particular la incidencia del mar de nubes.

La laurisilva es un bosque que tiene una bóveda que puede llegar a 35 o 40 metros, aunque en el pasado es posible que fueran aún más altas, y forma un ecosistema muy rico en biodiversidad paleoendémica, la constituida por especies endémicas que en el pasado tuvieron una distribución más amplia y que ahora están restringidas a Canarias, añadió.

Para que la laurisilva se conserve sus requerimientos hídricos deben ser satisfechos a lo largo de todo el año, para lo que tiene que refugiarse en un lugar donde haya suficiente humedad.

Esta circunstancia solamente se da en la banda altitudinal donde incide el mar de nubes, al menos en las condiciones actuales y no en el pasado, cuando no existía el clima mediterráneo en Canarias y posiblemente la laurisilva tenía una distribución mucho más amplia, ha explicado el catedrático.

Precisamente de cómo influya el cambio climático en el mar de nubes dependerá la supervivencia de este ecosistema, ya que si asciende de altura no habrá ningún problema, ha comentado Fernández-Palacios.

Sin embargo, si se cumplen los modelos que indican que el mar de nubes descenderá se llegará a "un gran problema", pues la nueva altura estaría ocupada por urbanizaciones y cultivos, resaltó.

La laurisilva es un ecosistema muy particular que en el pasado tuvo una distribución mucho más amplia, cuando en la Tierra reinaba otro contexto climático diferente que se ha deteriorado con el paso del tiempo, lo que ha provocado que desaparezca de muchos lugares.

La mancha de laurisilva mejor conservada en Canarias es la que se encuentra en el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera, y en Madeira también hay una mancha "muy buena", indicó.

En el resto de Canarias se conserva en Anaga y Teno (Tenerife), en algunos barrancos que miran al norte y al noreste de La Palma, en las laderas de El Golfo en El Hierro y en Gran Canaria apenas existe.

Fernández-Palacios añade que en el pasado "sin duda" hubo mucha más laurisilva, aunque es complicado de calcular la proporción que se conserva. En Tenerife puede haber un diez por ciento de lo que hubo, en La Palma entre un diez y un quince y en Gran Canaria menos del uno por ciento.

"Afortunadamente" la laurisilva se está recuperando de manera "espontánea", sobre todo a raíz del desarrollo económico que llevó al abandono de las zonas de medianías, por lo que muchas parcelas abandonadas están siendo pobladas por los primeros elementos de laurisilva.

El catedrático en Ecología asegura que la laurisilva es un ecosistema muy importante por el papel histórico que jugó y recalcó la responsabilidad que tienen los canarios para preservarla.

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