La consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible en funciones, Carmen Crespo, ya tiene un nuevo motivo de confrontación con el Ministerio, al resaltar que «el girasol es un producto absolutamente necesario» para la comunidad autónoma andaluza y ha asegurado que la Consejería y el sector agrario andaluz «trabajaremos conjuntamente para evitar que se pierdan las ayudas asociadas al girasol«, ya que esto conlleva una merma de 14,5 millones de euros para la región, según los datos de la Junta andaluza.
«No estamos dispuestos a que los agricultores andaluces dejen de recibir estos fondos, así que seguiremos reivindicando el mantenimiento de estas subvenciones», ha recalcado. Para evitar que los productores de girasol pierdan estos incentivos incluidos en la PAC, el Gobierno central podría rediseñar las subvenciones con el fin de cumplir con los criterios marcados por la Unión Europea. Bruselas no prohíbe la convocatoria de incentivos a este cultivo siempre y cuando se encuadren en otro tipo de ayuda asociada que la asignada actualmente por el Ministerio Agricultura.
La consejera ha presidido este martes 5 en Sevilla a la firma de un acuerdo marco de colaboración entre el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) y la Asociación Española de Técnicos Cerealistas (AETC), que llega «en un momento idóneo» por el actual contexto marcado por el alza de los costes de producción, la guerra de Ucrania y la escasez de precipitaciones. El objetivo final de esta cooperación es desarrollar actividades de investigación y formación, así como proyectos de innovación y desarrollo tecnológico encaminados a «impulsar la competitividad del sector y la obtención de una rentabilidad adicional en la cadena de valor del cereal».
En el acto, la consejera ha lamentado que los ganaderos andaluces están sufriendo las consecuencias derivadas de la falta del cereal que solía llegar a Europa desde el Este pero que, a causa del conflicto bélico ucraniano, se ha reducido ahora drásticamente a la espera de que llegan importaciones de Canadá.
Carmen Crespo ha explicado que ante esta situación, «el Gobierno de Andalucía, de acuerdo con las las organizaciones agrarias y cooperativas andaluzas, trasladó al Ministerio de Agricultura una propuesta pionera para la Comisión Europea encaminada a poner en producción las tierras en barbecho» sin que esto conlleve la pérdida de ayudas comunitarias por incumplimiento de requisitos. Bruselas aprobó finalmente esta iniciativa que partía de Andalucía y que ha supuesto una flexibilización de los requisitos de las ayudas europeas de la que pueden beneficiarse todos los Estados miembros.
Al respecto, la responsable de Agricultura de la Junta ha valorado la implicación de los agricultores andaluces en este sentido y ha explicado que, «de las aproximadamente 66.000 hectáreas que tenemos en barbecho en Andalucía, alrededor de 37.000 hectáreas se han sembrado ya en nuestra tierra» (25.800 hectáreas de girasol y el resto de cereales). «Esta es una posibilidad halagüeña para el sector agrario y ganadero y por parte de la Mesa de Interlocución de Andalucía apostamos por seguir adelante en este camino», ha comentado Crespo, que se ha mostrado convencida de que cultivar las tierras en barbecho «es una vía de utilidad para encontrar soluciones a los retos del futuro, siempre que lo permita la normativa». La incorporación del girasol a las tierras que se encontraban sin cultivar contribuye, por ejemplo, a alcanzar la soberanía alimentaria en Europa.
Como conclusión, la responsable de Agricultura de la Junta andaluza ha subrayado que ante esta coyuntura -con la invasión de ucrania, la sequía y los altos costes de producción-, «el convenio que se firma hoy es idóneo para seguir explorando las posibilidades que ofrece a los cerealistas la puesta en producción de las tierras en barbecho y para responder a la volatilidad del sector con el fin de seguir creciendo en renta agraria». «Sigamos ahondando en la investigación porque nos proporcionará medidas para plantear soluciones a corto y largo plazo que respondan a los retos del sector agrario, fundamental para el devenir de Andalucía y de España», ha resaltado la consejera.
ACUERDO DE COLABORACIÓN ENTRE LA AECT Y EL IFAPA
Además de la consejera, en la firma del acuerdo de colaboración han participado también la presidenta del Ifapa, Lourdes Fuster, y el presidente de la Asociación Española de Técnicos Cerealistas, Francisco Javier Alonso. Asimismo, el acto ha contado con la asistencia de representantes del sector agrícola como el director general de Asaja Andalucía, Félix García de Leyastery; el secretario general de COAG Andalucía, Miguel López; el secretario general de UPA, Cristóbal Cano; el presidente del Consejo Sectorial de Cereales de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Alejandro Oliver; y el gerente de Cocereales, Arturo Hidalgo; entre otras personas.
El presidente de la AETC ha destacado que esta asociación, que aglutina a la parte técnica de todos los eslabones de la cadena, «viene trabajando desde hace 34 años para difundir el conocimiento técnico sobre la producción de cereales y su transformación». «Hemos colaborado con el Ifapa en innumerables ocasiones, con motivo de nuestras jornadas técnicas, como también vamos a hacerlo este año», ha comentado Francisco Javier Alonso. Al respecto, ha recalcado que «la firma de este convenio es especial para nosotros porque supone un avance en las relaciones que ya tenemos con la Junta de Andalucía, ya que nos va a permitir desarrollar actividades de investigación, formación, innovación y desarrollo tecnológico en el ámbito de la promoción de la cadena de valor del cereal».
Por su parte, la presidenta del Ifapa ha apuntado que la pandemia de Covid-19 «nos ha hecho aún más conscientes si cabe, de que la investigación, la innovación, las nuevas tecnologías y la transferencia de conocimientos son fundamentales para la toma de decisiones encaminadas a potenciar nuestra competitividad». Respecto al convenio, Lourdes Fuster ha afirmado que la importancia del acuerdo marco que se ha firmado hoy «radica precisamente en que su objetivo último es hacer que el cereal sea lo más competitivo posible para, de esta forma, mejorar en la rentabilidad del sector agrícola».