La interprofesional de productos lácteos francesa (Cniel) ha prometido una dotación de 10 millones de euros para los ganaderos que quieran reducir, de forma voluntaria, su producción del mes del 2% al 5% en comparación con el volumen de abril de 2019. Un fondo lo que garantiza a los agricultores un precio de coste de 320 euros por cada 1.000 litros de leche, mientras que los precios rondan los 380 euros por 1.000 litros en este momento.
El motivo de esta decisión son la consecuencias que el COVID-19 está teniendo en el sector lácte galo, asícomo en otros países como Alemania, afectados por el cierre de los estantes de los grandes almacenes de las lecherías del mercado masivo y el cese de la restauración fuera del hogar. «Existe una gran demanda de mantequilla, crema, leche UHT, yogures. Por otro lado, los quesos cortados o sin ingredientes han sido menos populares entre los consumidores», explica Mélanie Richard, responsable de economía y CNIEL (Centro Nacional Interprofesional para la Economía de la Lechería).
Para lidiar con esta situación, la interprofesión ha pedido a sus 60.000 miembros que redujeran su producción temporalmente. Abril es generalmente el mes de mayor producción con una recolección promedio de 3.3% más alta que la recolección semanal. «Este es el momento en que tenemos las mayoresproduccioness del año y cuando las capacidades están saturadas», explica francetvinfor.fr.
Al pedir una reducción de 2 a 5% en la producción, la interprofesión espera sacar del mercado alrededor de 30 millones de litros de leche y evitar la sobreproducción. «Estas medidas interprofesionales deben permitir suavizar la producción de leche».
Esta reducción en la producción francesa puede pasar por «el secado anticipado de las vacas o una dieta adaptada», explica, por su parte, la FNPL (Federación Nacional de Productores de Leche).
Al mismo tiempo, CNIEL también está pidiendo a Bruselas la posibilidad de almacenar productos que puedan almacenarse durante la crisis.