EFE.- Un total de 75 municipios, de los 81 que existen en el país, se ha declarado libre de cultivos transgénicos, y según los opositores a ese tipo de agricultura, se trata de un tema de democracia, distribución de la riqueza y de menor impacto ambiental.
Para el presidente de la Federación Ecologista de Costa Rica (Fecon), Mauricio Álvarez, la agricultura campesina le da de comer a la mayoría de la población mundial, y que esa alimentación no afecta al medio ambiente por sus bajos niveles de producción de gases efecto invernadero.
«Se habla que un 70 % de los agricultores familiares le dan de comer a la mayoría de personas en el mundo, mientras que la mitad de la producción a gran escala termina en el basurero», explicó a Acan-Efe Álvarez.
El experto agregó que se deben hacer esfuerzos para fortalecer y hacer más «justa» la agricultura de los pequeños y medianos agricultores, porque se debe promover una mayor distribución de la riqueza y no dejar todo en manos de grandes industriales.
Datos del Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2013, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 842 millones de personas en el mundo padecen hambre.
La FAO calcula que para el 2050 con una hectárea se deberá alimentar a siete personas, lo que significa que se necesitará de entre un 50 % y un 60 % más de alimentos.
Ante esta situación, quienes están a favor de los cultivos mejorados genéticamente ven la solución en ellos, ya que las semillas producen más rápida y eficazmente.
El presidente CropLife Latin América, una organización gremial internacional que representa a la Industria de la Ciencia de los Cultivos, el guatemalteco José Perdomo, indicó a Acan-Efe que los países que se resisten a este tipo de tecnología no van a poder mantener su posición por mucho tiempo.
«Tarde o temprano los países en contra de esta práctica se van a dar cuenta que es necesaria. El esfuerzo de declararse no transgénico es ir en contra de la innovación y la tecnología. Se trata de que una semilla que puede sobrevivir al cambio climático, no le afectarán las sequías ni las lluvias», señaló Perdomo.
Para el experto este cambio en la manera de trabajar la tierra se refiere a utilizar técnicas más efectivas que hace 30 años, así como producir mayores alimentos por hectárea, lo que llegaría a disminuir la hambruna a nivel mundial.
«La innovación de carros y celulares es el motor que ha acelerado este siglo, lo mismo es con la producción para el control de plagas y productos que beneficien al consumidor. Actualmente los agricultores que no utilizan productos transgénicos desperdician al menos el 40 % de la totalidad del terreno, y eso en el futuro llegará a resentir a la población», agregó Perdomo.
Datos de la Comisión Nacional de Bioseguridad indican que en Costa Rica hubo pequeñas siembras de maíz transgénico menores a dos hectáreas en 1992, 1993, 1995, 1998, 1999 y 2000.
Para 2012, último dato oficial disponible, Costa Rica contabilizó 281,12 hectáreas de algodón transgénico, 2,51 de soja, 5,21 de piña y una de banano, todas para investigación o exportación de semilla y no para consumo humano.
El tema de los transgénicos tomó fuerza en Costa Rica en enero del año pasado cuando la Comisión Nacional de Bioseguridad aprobó a la empresa D&PL Semillas Ltda, subsidiaria de la internacional Monsanto, la siembra de dos hectáreas de maíz transgénico con fines de investigación en la noroccidental provincia de Guanacaste.
En el Congreso hay un proyecto de ley, que no ha avanzado, que busca establecer una moratoria al cultivo de transgénicos debido a sus supuestos efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente.
Según datos de la FAO del 2013 un 25 % de la producción mundial de comida se pierde, lo que permitiría alimentar a 2.000 millones de personas.