Por otro lado, ANIA espera, a pesar de las continuadas precipitaciones que se vienen desarrollando desde el pasado mes de febrero, que la próxima cosecha de aceituna obtenga unos resultados óptimos, al menos para poder clasificarla como una producción media-alta, pero eso sí, sin llegar a unas cifras récord como pasó el año anterior, por lo que puede ser que se repita un enlace también escaso.
El presidente de ANIA, Santiago Bañón, también reconoce que la grave crisis económica en la que están inmersos los olivareros puede convertirlos en un blanco fácil para una venta del producto rápida y a bajo precio, sobre todo por la falta de liquidez que tienen para desarrollar las tareas habituales en esta época en el campo, ya que están afectados no solo por los malos datos económicos generales del país, sino también por esa reducida cosecha.
Por esta razón, Santiago Bañón hace un llamamiento a los agricultores y a las cooperativas y almazaras para "que no cometamos el error de vender, una vez más, el aceite a cualquier precio como ha pasado en años anteriores, en los que no había otro remedio por el exceso de aceite disponible en el mercado".
El presidente de ANIA considera que es el momento para poder mantener un precio del aceite rentable para toda la cadena de valor, empezando desde el agricultor y llegando hasta el consumidor final. Para ello, Santiago Bañón considera muy necesario no vender “sin precio”, aunque haya que acudir a algún mecanismo de financiación, como puede ser una pignoración del aceite existente en las bodegas.
ANIA cree que es fundamental mantener un precio que oscile entre los 2,70 euros y los 3,30 euros por kilo, según las distintas calidades de aceite de oliva, para llegar a una rentabilidad en todo el sector.