La situación contrasta con la del año pasado, según recuerda, que fue "penoso" debido a la incidencia de la meteorología y se saldó con 150.000 kilos de producto fresco certificado, una campaña "de las más bajas que ha habido".

     Además, la cosecha "empezó tarde y acabó muy pronto", lo que hizo que apenas se pudiese certificar producto para la industria conservera.

     Este año, la IGP ha amparado una superficie de 464 hectáreas, un poco más de la media habitual de los últimos años, en torno a las 450 hectáreas, según Osta.

     El cultivo se encuentra "bastante estabilizado", señala, con alrededor de 90 agricultores, aunque el número de productores tiende a reducirse debido a la falta de relevo generacional.

     "Es una IGP pequeña, pero muy bien llevada, se hacen las cosas muy bien", asegura Osta, quien considera que el producto "sigue teniendo futuro.

     De hecho, a su juicio la IGP tendría potencial para multiplicar "por cien" la certificación si en el mercado hubiese demanda suficiente, ya que mucho producto de calidad no se llega a certificar y se envía a fábrica "sin valor añadido".

     En su opinión, sería necesario que el consumidor estuviese dispuesto a "pagar más" por el producto de mayor calidad, ya que requiere al productor "dinero, tiempo y sacrificio", aunque reconoce que con el contexto de crisis actual no es "un buen momento".

     En este sentido, Osta califica como "muy importante" el trabajo promocional que desarrolla la IGP y que incluye degustaciones en grandes superficies y demostraciones de cómo se limpia y se preparan las alcachofas, ya que en algunas zonas -precisa- el público no tiene este hábito.

     Estas acciones, remarca, suelen tener "mucho éxito, aunque no siempre se traducen en ventas" y además resultan "muy caras" para las denominaciones pequeñas.

     En el caso de Navarra, resalta que los diferentes sellos de calidad están "muy unidos" en el ámbito promocional para ahorrar costes, sobre todo en el caso de la alcachofa, el espárrago y el pimiento de piquillo, tres cultivos que se complementan bien.

     En cuanto a las áreas de comercialización, detalla que los principales mercados actualmente para la alcachofa fresca de Tudela se localizan en Pamplona, Logroño, Zaragoza y San Sebastián.

    A ellos se suman Bilbao, Madrid o Barcelona, sobre todo en la parte final de campaña, hacia el mes de mayo, cuando el producto de la zona de Levante ya se ha terminado y "nos quedamos solos en el mercado", afirma.

     Osta también se ha referido a que a veces existen problemas de etiquetado, ya que se comercializa producto procedente de otras zonas como Murcia o Levante como si fuese de Tudela, lo que "confunde al consumidor" porque se trata de la misma variedad, aunque reconoce que no son casos generalizados.

    Según recuerda, la campaña de estas zonas suele coincidir con los meses invernales durante los que no hay producto de Tudela.

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