Fue detectada por primera vez en 2013 en parcelas de Sollana, en las inmediaciones de la Albufera, y en la actualidad se encuentra muy extendida.
 
     En su decisión, las Consellerias de Presidencia y Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua y de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente han tenido en cuenta el efecto fitosanitario que produce la quema de los restos del cultivo en el entorno, al debilitar las posibilidades de expansión de esta planta para la próxima campaña.

     La quema de los restos del cultivo se considera una medida complementaria, tendrá carácter excepcional y no será considerada como un incumplimiento de la condicionalidad en las parcelas declaradas por solicitantes de ayudas PAC.

     Los agricultores con parcelas dentro de las zonas afectadas o de alto riesgo que decidan quemar los restos de la cosecha deberán comunicarlo a los consejos agrarios municipales de los ayuntamientos correspondientes, que se encargarán de autorizar y vigilar la práctica.

     También será necesaria la comunicación previa, en caso de que la parcela se encuentre en una zona de peligro de incendios.

(Foto: Archivo)

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