La secuenciación del virus de la peste porcina africana (PPA) realizada por el Institut de Recerca en Biomedicina (IRB) de la Generalitat y la Universidad de Barcelona (UB) descarta que saliera del laboratorio del Centro de Investigación de Sanidad Animal IRTA-CReSA de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), con lo que se vuelve as abrir la duda sobre su origen después de que se culpara del mismo a los transportistas, primero, y un bocadillo de jamón contaminado, después, y finalmente el laboratorio.

Así lo ha confirmado la secretaria general del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Genealitat, Cristina Massot, y el profesor de investigación del IRB Toni Gabaldón, encargado de hacer esta secuenciación.

La consellería está a la espera de los resultados del laboratorio nacional de referencia de la PPA, el Laboratorio Central de Veterinaria (LCV) de Algete-Madrid, para confirmar los resultados obtenidos.

El conseller del Departamento de Agricultura, Òscar Ordeig, ha pedido «prudencia» a la hora de interpretar estos resultados, ya que «hay diferentes líneas de investigación y el laboratorio de referencia dará la conclusión definitiva».

Cristina Massot ha explicado que «de las 19 muestras ofrecidas por el laboratorio han secuenciado 17», pero las dos restantes son «muestras congeladas de hace 5 años» que no están utilizando.

Aparte de estas muestras, el IRB también ha consultado un registro de datos europeos donde hay unas 800 cepas registradas.

Toni Gabaldón ha explicado que el virus presente en los jabalíes muertos, que se encontraron en las inmediaciones del laboratorio del IRTA-CreSA, corresponde a «una nueva variante no registrada», ya que han encontrado «diversas mutaciones y la pérdida de una parte importante del genoma que la hace menos virulenta» y, en consecuencia, «menos mortífera».

Esto implica que el origen de esta nueva variante, que sería la número 29, «sea más difícil de encontrar», ya que no se «puede establecer ninguna correlación con las otras variantes».

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