La Generalitat ha desaconsejado pero no prohibido de momento el uso del fuego para la eliminación y quema de restos agrícolas por el elevado riesgo de incendios, ante la previsión meteorológica en las próximas dos semanas, de falta de lluvias y altas temperaturas.
La Secretaría Autonómica de Agricultura, Ganadería y Pesca y la Dirección General de Prevención de Incendios Forestales, tras escuchar las demandas del sector para flexibilizar la prohibición de la quema, creó una comisión de trabajo para hacer una evaluación periódica y estudiar las necesidades agronómicas de cada cultivo, teniendo en cuenta las previsiones de riesgo.
Según informa la Generalitat, a la reunión de coordinación celebrada este lunes han asistido el secretario autonómico de Agricultura, Javier Bartolomé, el director general de la PAC, Joaquín Gómez, y el director general de Prevención de Incendios Forestales, Francisco José Aparisi.
En la reunión se ha desaconsejado la quema de material vegetal por los informes meteorológicos desfavorables, y se ha acordado colaborar para encontrar una solución que no implique riesgos.
Cabe recordar que la Unió Llauradora había solicitado a la Conselleria que autorizara la gestión de quema de restos agrícolas antes del 16 de octubre porque los avisos meteorológicos de Aemet por fenómenos meteorológicos adversos de calor y temperaturas elevadas son bajos o moderados y que se prohiba en el caso de que el nivel de riesgo por incendio fuera alto, muy alto o extremo.
LA UNIÓ proponía que en este sentido que el período de autorización de las quemas agrícolas y márgenes se adapte a la realidad agrícola de cada año según necesidades y circunstancias meteorológicas.
En estos momentos existen parcelas de cultivos leñosos arrancados durante el verano para realizar un reconversión del cultivo y es necesario el uso del fuego para la eliminación de los mismos porque el grosor de los árboles impide su trituración. Además, en otras parcelas se observan restos de poda apilados que no pudieron quemarse antes del 16 de junio y las circunstancias meteorológicas actuales facilitarían su eliminación y evitar que sean un reservorio de plagas para la fauna silvestre, como es el caso de los conejos.