El sector de la fruta extremeña ha mostrado su preocupación por las repercusiones que puede tener en la campaña de este año al aumento de los costes de producción como consecuencia de la guerra de Ucrania, lo que deja a las empresas en una situación “difícil”.
Según ha explicado a Efe el gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), Miguel Ángel Gómez, la escalada de costes, como los de los carburantes, la electricidad, los insumos, los abonos o el plástico, comienza a ser “insostenible” y puede afectar a la campaña, y por tanto a la producción y a las exportaciones.
Gómez ha recordado que la mayoría del transporte de la fruta extremeña se realiza por carretera, y que se precisan además elevados costes de electricidad para la refrigeración, gastos que en la actualidad son “enormes”.
Ante estas circunstancias “o se repercuten estos costes o las empresas pueden quebrar”, ha advertido.
EL SECTOR ABOGA POR REDUCCIONES DE IMPUESTOS O DEDUCCIONES PARA QUE LA ACTUAL SITUACIÓN “NO SEA UNA RUINA PARA LAS EMPRESAS”
En este sentido, se ha mostrado preocupado por cómo se pueda trasladar este aumento de costes al consumidor, “al ser imposible asumirlos por parte de las firmas”.
A este respecto ha recordado que la fruta “no puede parar temporalmente”, decisión que sí pueden tomar otros sectores económicos o incluso otros ámbitos agrarios, pues “se trata de un producto que tiene unos determinados periodos de producción”.
“Dejar la fruta en el campo sería por tanto un desastre para los agricultores y para las empresas, así como para el empleo en la región”, ha añadido.
En este escenario el sector aboga por reducciones de impuestos o deducciones para que la actual situación “no sea una ruina para las empresas” y, a su vez, para que no se vea afectado el empleo en un cultivo que es “el principal generador de mano de obra del campo extremeño”, con más de cinco millones de peonadas.
El conflicto bélico en Ucrania afecta por tanto mucho más por estos motivos que por las propias exportaciones a la zona en sí, ha dicho, pues en el caso de Rusia se mantiene el veto impuesto a los productos comunitarios desde que incorporase Crimea en 2014, y en el de Ucrania este país copa un porcentaje muy pequeño de las ventas exteriores extremeñas.
En este sentido, se da la circunstancia de que parte de la fruta extremeña que se vende a Polonia “al final acaba en Ucrania, debido a la cercanía entre ambos países”.