EFE .- Nuestro objetivo es ayudar a los responsables políticos a tomar decisiones informadas sobre si el desarrollo de la bioenergía es una opción viable, y, en ese caso, identificar las políticas que permitan maximizar los beneficios y minimizar los riesgos", afirma en la nota el responsable del proyecto BEFS, Heiner Thofern.

"Hecho en la forma y momento apropiados, el desarrollo de la bioenergía ofrece una oportunidad de promover inversiones y empleos en zonas que literalmente carecen de ellos. La FAO viene diciendo durante años que la falta de inversiones en la agricultura es un problema que perjudica seriamente a la producción alimentaria en los países en desarrollo", añade.

Thofern advierte asimismo de que la producción bioenergética no es "una panacea" y no siempre será adecuada o viable, siendo perjudicial en algunos casos.

La FAO cita entre las desventajas que puede acarrear el desarrollo de esta fuente energética el riesgo de que su expansión sea "a expensas de la producción alimentaria, llevando a una menor disponibilidad de alimentos y precios más elevados", y "la deforestación originada por la conversión de nuevas tierras a los cultivos bioenergéticos".

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación cita a Brasil como ejemplo de un país que utiliza la bioenergía para cubrir sus necesidades energéticas, en calidad de segundo productor mundial de bioetanol.

En un futuro, asegura la FAO, "Europa podría representar un mercado de exportación para los productos bioenergéticos. Esta tendencia ofrece nuevas oportunidades a los campesinos en los países en desarrollo".

 

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