EFE.- Originario de China, el ailanto -Ailanthus altissima- se introdujo en España con fines ornamentales, para repoblar bordes de infraestructuras como carreteras o fijar taludes, y sus largas hojas verdes son una visión habitual en todo el país.

Su vertiginoso crecimiento – motivo de su apodo como "árbol del Cielo"- y sus características "todoterreno" hacen del ailanto el invasor perfecto: tolera condiciones variables de temperatura, de humedad, de luz, suelos pobres y el aire contaminado de las grandes ciudades.

"Es una planta muy competitiva, crece y coloniza muy rápido, se adapta muy bien al entorno y en España ya está por todas partes, sobre todo cerca de carreteras y zonas urbanas", explica a EFEverde Laura Moreno, técnico de WWF España que dirige un proyecto de sensibilización contra especies invasoras en la Comunidad de Madrid.

La primera actividad del proyecto, en el que colaboran la Consejería de Medio Ambiente de la CAM y la Obra Social Caja Madrid, se llevó a cabo en una zona del madrileño parque del Sureste invadida por el ailanto.

Una de las cosas que hacen tan dañino al ailanto es que genera unas sustancias llamadas "alelopáticas" -tóxicas para las demás plantas- y altera el ciclo del nitrógeno, con lo que hace la vida casi imposible a la vegetación autóctona.

Así lo explica la investigadora de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) Montserrat Vilá, quién asegura que "se ha comprobado que la diversidad de especies es muy baja donde hay ailanto".

Vilà participa en DAISIE, un proyecto europeo que ha elaborado un inventario de todas las especies exóticas introducidas en Europa, para "prevenir su expansión y desarrollar estrategias de control apropiadas".

El proyecto ya tienes registradas 12.406 especies exóticas de flora y fauna, y entre ellas situaron al "Ailanthus altissima" en el selecto club de "cien de las peores" invasoras del continente.

En 2011 también se la incluyó en el Catálogo Español de especies exóticas invasoras, que prohíbe su introducción en el medio natural e insta a elaborar planes para su gestión.

El problema es que este árbol caducifolio se comporta como una mala hierba: si se corta resurge con aún más fuerza que antes, lanzando rebrotes hasta a 15 metros del "pie madre".

"Es muy difícil de controlar, hay que recurrir a productos químicos", manifiesta Jara Andreu, bióloga del Centro de investigación ecológica y aplicaciones forestales (CREAF).

Andreu y Vilà realizaron hace unos años una encuesta entre los gestores de todos los parques naturales de España para conocer el alcance de la expansión de las especies invasoras, y "una de las más nombradas fue el ailanto", indicó la bióloga.

Según Andreu, "actualmente sólo se está gestionando a nivel local en diversos espacios protegidos", como en el parque de Corserolla (Barcelona).

Otra cosa es erradicarlo por completo de la Península Ibérica, posibilidad que Andreu ve "inviable", por lo que parece que, al menos de momento, tendremos que resignarnos a la presencia en el medio ambiente de este "alien" vegetal.

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