EFE.- El pleno de la Eurocámara, reunido en Estrasburgo, votó en segunda lectura un texto que logró 606 votos a favor, 48 en contra y 26 abstenciones.
El informe, elaborado por la alemana Renate Sommer (Partido Popular Europeo, PPE) pretende establecer normas más claras en el etiquetado de los productos agroalimentarios.
La principal novedad es que impone la mención obligatoria en los envases del contenido en calorías, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal por cada 100 gramos o 100 mililitros.
En la actualidad, los envases solo deben indicarlo si adjuntan eslóganes alusivos a la salud como "bajo en calorías", en el resto de los casos es opcional.
Las nuevas normas no obligarán sin embargo a revelar la presencia de grasas "trans" (ácidos grasos insaturados), algo que se indicará sobre una base voluntaria.
Por otra parte, en el futuro las indicaciones figurarán en caracteres de mayor tamaño, para que resulten más visibles y fáciles de leer.
Otro de los cambios incluidos será la obligatoriedad de mencionar el lugar de origen en las etiquetas de la carne fresca de cerdo, ave, cordero y cabra, como ya ocurre en el caso de la de vacuno.
Para el resto de productos, la declaración de origen será voluntaria, salvo que su omisión pudiera confundir al consumidor.
En ese contexto y para evitar equívocos, la exigencia se extenderá a los alimentos que han sido transformados en un país diferente al de su procedencia (por ejemplo, si una mantequilla se fabrica en Reino Unido a partir de leche de Polonia, ambas indicaciones deberán figurar en el etiquetado).
La normativa obligará también a indicar el momento de congelación de la carne o el pescado, el añadido de agua o las proteinas procedentes de otro animal presentes en esos productos.
Otra novedad es que en adelante todos los productos, incluidos los no preparados, deberán mencionar su contenido en "alérgenos", a partir de una lista de 14 sustancias elaborada por la Comisión Europea y que podría ampliarse.
Esa obligación no solo se aplicará a los alimentos embalados, sino también a los ingredientes de los menús en los restaurantes, aunque cómo llevarlo a cabo se dejará en manos de los Estados miembros, indicaron fuentes comunitarias.
El etiquetado deberá indicar también la presencia de productos de imitación, como por ejemplo los sustitutos del queso, el tipo de aceite vegetal y los nanomateriales utilizados.
Las bebidas alcolóhicas, a las que la Comisión quería aplicar los cambios legislativos para que tuvieran que indicar sus ingredientes, han sido finalmente exceptuadas.
Las nuevas normas, que necesitan aún el visto bueno del Consejo (gobiernos de la UE), serán adoptadas previsiblemente en septiembre u octubre y entrarán en vigor a finales de 2014, lo que dará tiempo a las empresas a adaptarse a las nuevas reglas.
La Organización europea de consumidores (BEUC, en sus siglas en francés) valoró los cambios, pero criticó que a diferencia de la propuesta inicial, las informaciones nutricionales no se tengan que incluir en la parte frontal de los envases.
Además, lamentó que el voto en primera lectura se rechazaran las enmiendas a favor de implantar un "semáforo" para las comidas preparadas, cuyo color sería rojo, ámbar y verde según su contenido alto, medio o bajo de sal, azúcar y grasa.