EFE.-El mundo ha perdido en las últimas cuatro décadas un tercio de su terreno cultivable, tanto por obra de la naturaleza como por la acción del hombre, de ahí la importancia de investigar sobre la erosión y la necesidad de hacer un uso sostenible del suelo.
En esto han coincidido los expertos que han intervenido en la primera sesión del V simposio nacional sobre "Control de la degradación y usos sostenible del suelo" que se desarrolla hasta el próximo jueves en la Universidad de Murcia (UMU).
El congreso ha sido organizado por el Campus Mare Nostrum, y en concreto por el departamento de Química Agrícola, Geología y Edafología de la UMU, el de Ciencia y Tecnología Agraria de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y el centro de Edafología y Biologíoa Aplciada del Segura (CEBAS-CSIC).
El profesor Roque Ortíz, de la UMU, ha explicado a Efeverde que en España la degradación biológica del suelo afecta de forma más significativa al sureste peninsular y en concreto a las provincias de Almería, Alicante y Murcia.
Esta erosión se produce tanto por la escasez de lluvias como por el carácter torrencial de éstas cuando se producen, ha dicho el profesor Ortíz, quien ha añadido en declaraciones a EFEverde que la degradación del suelo tiene diversas causas.
Una de ellas es la acción humana, pero también se produce por procesos de degeneración física o biológica, desalinizacion, de acumulación de metales pesados, por lo que uno de los retos de este simposio es la forma de recuperar y utilizar esos terrenos de forma sostenible, tanto desde una perspectiva de suelo natural como para ser utlizado como agrícola.
Las nuevas "enmiendas orgánicas"
Durante el simposio más de un centenar de investigadores españoles y extranjeros van a presentar sus trabajos sobre las últimas técnicas de detección de problemas o recuperación, y en este sentido se hablará de "enmiendas orgánicas".
Esto es mejorar el suelo mediante la reutilización de residuos urbanos e industriales, como compost, lodos de depuradora, restos de la industria del mármol, de las cosechas del olivo y de la vid, de cebada procedente de la fabricación de cerveza, o la trituración de la concha de mejillón.
Estos resiudos, después de su tratamiento ya se utilizan para añadir compuestos y mejorar la calidad de las tierras de cultivo o para asegurar la cubierta vegetal y sobre ella volver a replantar vegetación.
Son materias que estorban a la civilización urbana e industrial y se pueden reutilizar con fines beneficiosos para luchar contra la degradación, lo que se traduce, ha añadido, en una mejora de la producción agraria y en el paisaje.
El químico ha valorado el grado de investigación que sobre este sector se realiza en España. "Se hacen muchos esfuerzos para intentar rehabilitar los suelos porque mejorar su estabilidad disminuye la erosión y aumenta la biodiversidad" ha dicho.
Además ha criticado la utilización de "magníficos suelos de cultivo" para la construcción tanto de zonas residenciales como polígonos industriales.
Europa y los políticos
En esta zona de Europa se presenta esta situación, pero el problema se da en otros países como Holanda o Bélgica, donde se "sella el suelo" con la construcción de carreteras o se busca ganar terreno al mar para la producción agrícola.
El científico ha insistido a las autoridades políticas que antes de desarrollar una planificación territorial tengan en cuenta el uso de cada suelo.
El "concepto" de suelo es distinto para la gente de la calle y los políticos: para unos se divide en urbanos, no urbanos y/o urbanizables, pero es mucho más; es el lugar donde crecen las plantas, donde hay organismos que hacen que se constituyan los ecosistemas.
"Es algo natural que se crea por la acción combinada del clima, la roca madre, los organismos, el relieve y factor cronológico y nacen, evolucionan y pueden morir y casi siempre que pasa esto se debe a una acción antrópica, del hombre".