La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) denuncia que el mismo conglomerado empresarial que inunda las calles de ropa low-cost (Primark) está ejecutando en España una estrategia industrial que pone al borde de la desaparición al sector remolachero español. British Sugar, filial de Associated British Foods (ABF), ha decidido cerrar la molturación en las fábricas de Miranda de Ebro y La Bañeza (León), enviar la remolacha a Toro ( a 250 km) y rebajar los precios a niveles ilegales, muy por debajo de los costes de producción (- 40% respecto a campaña pasada).

“Cada vez que alguien celebra una camiseta de 5 € debería saber que la matriz de esa empresa está dejando sin futuro a los agricultores del norte de España. Ese es el verdadero coste del low-cost”, aplicado en este caso al campo español”, ha advertido el responsable del sector remolachero de COAG, Javier Briñas.

Esta organización denuncia que ABF, (que saca pecho en sus memorias anuales de crecimiento, expansión y rentabilidad gracias al tirón de Primark), aplica a la remolacha en España una política comercial que estrangula a los productores y desmantela el tejido rural, trasladando los costes de su reestructuración a quienes menos capacidad tienen para soportarlos. “Es intolerable que una multinacional que presume de “responsabilidad social” en su millonario negocio de ropa esté descapitalizando al territorio rural que depende del azúcar. Un pijama barato no puede pagarse con la desaparición de un cultivo histórico”, ha afirmado Briñas.

UNA BAJADA DE PRECIO QUE NO TIENE JUSTIFICACIÓN Y PASAR DE 90 FÁBRICAS A UNA SOLA

British Sugar plantea pagar 36 – 37 €/t, cuando los costes reales de producción (44-45 €/T) superan ampliamente esa cifra. Para el año que viene, la oferta que se puesto sobre la mesa rebajaría el precio percibido por los remolacheros a 18-20€/t. Para COAG, se trata de un caso claro de abuso de posición dominante, ya que la empresa opera prácticamente en régimen de monopolio. “Ninguna otra empresa en España podría imponer precios por debajo de costes sin consecuencias. British Sugar sí. Está actuando como un monopolio sin control público”, subraya COAG.

La decisión de enviar la remolacha a molturar a Toro, (pese a que Miranda contaba con la infraestructura necesaria), agrava el problema: un sobrecoste estructural que, tarde o temprano, recaerá en las explotaciones, comprometiendo la viabilidad futura del cultivo.

COAG alerta de que esta situación no es un hecho aislado, sino parte de una crisis estructural que está desmantelando la producción remolachera en todo el país. El cese definitivo de la actividad de molturación en la Azucarera de Jerez de la Frontera (Cádiz), anunciado por British Sugar hace apenas un par de meses, supone el final de más de un siglo de historia industrial y agrícola y confirma la deriva de un modelo que prioriza la rentabilidad global sobre la sostenibilidad y el arraigo territorial. “La desaparición de la industria implica la desaparición de los cultivos”, ha señalado el responsable de remolacha de COAG. “Con ellos se pierde empleo rural, valor añadido, sostenibilidad y, lo más grave, nuestra soberanía alimentaria”, recuerda, en un país que ha pasado de 90 fábricas azucareras a tan sólo una, la de Toro (Zamora).

Este proceso se agrava por factores que empujan deliberadamente la actividad fuera de nuestras fronteras: precios a la baja, costes de producción disparados, restricciones fitosanitarias sin alternativas viables y una disminución del apoyo público.  A todo ello se suman las importaciones masivas de caña de azúcar que llegan a nuestros puertos y luego se refinan. Las importaciones han aumentado un 33% en última década, pasando de poco más de 1 millón de Tm en 2015 a elevarse a los 1,4 millones en 2023, según datos de Statista y el Ministerio de Agricultura. La entrada en vigor del acuerdo de libre comercio UE- Mercosur, agravaría esta situación. Brasil es la gran potencia mundial exportadora de caña de azúcar.

COAG EXIGE RESPONSABILIDAD Y ACCIÓN INSTITUCIONAL

La inversión de 42 millones de dólares de Azucarera para trasladar producción a Paraguay evidencia esta deslocalización, que deja tras de sí incertidumbre para los maquileros, interrogantes sobre los compromisos agroambientales y un tejido empresarial histórico condenado a desaparecer. Todo ello convierte a España en un país cada vez más dependiente del azúcar importado, sin garantías de trazabilidad ni sostenibilidad.

“Estamos asistiendo al final de uno de los cultivos más sociales y emblemáticos de nuestras zonas rurales”, lamenta el responsable de COAG “La remolacha ha sido defenestrada, víctima de políticas que han ignorado su valor social, económico y ambiental”.

El sector remolachero de COAG anuncia que denunciará los contratos por debajo de costes ante la Agencia de Información y Control Alimentarios, (AICA). Asimismo, pedirá al Ministerio de Agricultura vigile de cerca la actuación de la empresa y proteja a los productores ante estrategias corporativas que nada tienen que ver con la sostenibilidad del sector remolachero. El low-cost no puede significar ‘campo-cost’. No vamos a permitir que decisiones tomadas en lujosos despachos de Londres hundan a las familias remolacheras del norte y sur de España”, ha puntualizado Briñas.

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