Las mermas por granizo han sido incluso mayores y, aunque todavía se trabaja en la peritación, se calcula que entre tres y cuatro millones de kilos podrían haberse dañado.
Las circunstancias anteriores han llevado a abandonar las previsiones iniciales de producción, en torno a 14 o 15 millones de kilos, y hasta el momento se ha llegado a unos 7 millones, a falta de unos doce días para terminar con la recolección. En cuanto al producto certificado, Guzmán ha indicado que frente a los 11 o 12 millones de kilos que se certifican en un año normal, este ejercicio "quizá se llegue a 9".
Ha recordado que ya la campaña de 2012 varios episodios de heladas muy fuertes provocaron una merma "espectacular" de la cosecha, y el volumen certificado rondó los 8 millones. El descenso productivo puede hacer que haya problemas para abastecer la demanda existentes, ha añadido.
En cuanto a la superficie de cultivo, Guzmán ha destacado que se mantiene estable en los últimos años, en el entorno de unas 1.700 hectáreas, con "pequeñas fluctuaciones" por el abandono de algunas parcelas y la recuperación de otras.
Callosa D’en Sarriá, en la comarca de la Marina Baja de Alicante, concentra aproximadamente la mitad de la producción española de níspero, mientras el resto se reparte entre diferentes áreas de Andalucía y Comunidad Valenciana.
Cerca del 80% del níspero de Callosa se exporta, con Italia como principal destino, con hasta un 70 % de las ventas en el exterior.
El resto se reparte entre otros países europeos como Francia, Holanda, Alemania o Inglaterra, a los que se suman otros destinos más lejanos como Rusia, Canadá o los países árabes.
Según explica Guzmán, el consumidor de níspero se encuentra sobre todo en países mediterráneos (o en comunidades emigrantes, como es el caso de la turca en Alemania), y su introducción es más difícil en otras zonas.
En cuanto al mercado interior, el producto alicantino se envía sobre todo a Madrid y Barcelona, desde donde se redistribuye