Sobre el regadío, ha resaltado que el sector debe buscar sistemas de "autoconsumo" y más eficientes, mientras que las fábricas deben optimizar aún más los sistemas de recepción y velocidad de molienda, aunque ha reconocido que han mejorado mucho en los últimos años.
A su juicio, el principal riesgo al que se enfrentan los remolacheros en un escenario sin cuotas en la Unión Europea (UE), a partir de 2017, es que el cultivo se desplace hacia otros países como Francia.
Difícil competencia con otros países cuando aquí el regadío supone el 30% de los gastos
Como ejemplo, ha recordado que en España los coste de energía y riego supone el 30% de todos los gastos del cultivo de la remolacha azucarera, mientras que otros países europeos, donde reciben abundantes lluvias, no tienen que afrontarlos.
Una diferencia que, para la Confederación, supone un riesgo para la competitividad del cultivo español a partir del 2017.
La CNCR ha sido una de las organizaciones que firmaron, la semana pasada, el nuevo Acuerdo Marco Interprofesional (AMI) de la remolacha para 2015-2020, junto a las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA y la industria, Azucarera.
En el texto unen "esfuerzos y objetivos" para dotar de un escenario estable a los agricultores y la industria ante el reto de la desaparición de cuotas y en el que se han acordado condiciones "interesantes" para los cultivadores, según Díez.