El presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, Miguel Ángel Ródenas, ha planteado este miércoles 25 en la Junta de gobierno de este organismo restricciones para el regadío de hasta el 49 por ciento, excepto para los cultivos anteriores a 1933, a los que se les aplicará sólo el 38 por ciento.
En este sentido, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, Lucas Jiménez, ha advertido que los árboles no entienden de años ni de legislación, y si hay restricciones deberían de ser a todos por igual y debería de en el futuro algo de agua para todos.
Reconoce que no habrá restricciones a la población a pesar de la falta del agua del Tajo gracias al comportamiento de regantes
Sin embargo, comprende que el ahorro que se les pide «se va a tener que producir porque no hay agua ni en la cuenca del Segura, ni en la del Tajo».
Por su parte, el presidente del organismo del que depende el abastecimiento del agua en el Levante español (Mancomunidad de los Canales del Taibilla), Adolfo Gallardo, ha asegurado que en el próximo trimestre no habrá restricciones a la población a pesar de la falta del agua del Tajo gracias al comportamiento de regantes y de recursos extraordinarios, a lo que se suma el menor consumo en invierno respecto a la época estival.
El consejero de Agricultura y Agua de Murcia, Francisco Jódar, expresó en la Junta de gobierno de la CHS la preocupación del ejecutivo autonómico por una situación hídrica «extrema» y propuso una reunión en mes y medio para revertir la restricción al regadío en el caso de que en las próximos semanas llueva.
Ródenas comenzó la Junta de Gobierno exponiendo la situación general de la cuenca del Segura, y así recordó que este último año hidrológico ha sido el décimo peor de toda la serie histórica de los 87 años de estadística con los que cuenta este organismo estatal, con tan sólo 215 hectómetros cúbicos de agua de aportaciones y dejando en los embalses unas reservas disponibles de 155 Hm3, mientras la situación de la cabecera del Tajo la calificó de «muy preocupante».
Se trata del tercer año de sequía en la cuenca del Segura, que actualmente se encuentra en situación de «emergencia», pero con la salvedad que este año ha coincidido con una sequía general en todo el país.
El ahorro que se ha propuesto al regadío tiene como objetivo poder disponer de agua en Primavera de 2018, que es cuando hay mayor consumo en los cultivos, ya que en invierno el arbolado tiene menores consumos, y los frutales de hueso y los cítricos pierden sus hojas. «Vamos al día a día y vivimos de lo que pueda llover este año» hidrológico, concluyó Ródenas, en declaraciones a los periodistas antes de la reunión.
Curisamente Gallardo también habló del trabajo «día a día para que no haya problemas», y que están vigilantes ante esta situación, por lo que han pedido a los ayuntamientos que respondan con moderación en los consumos de agua, dejando a cada consistorio las medidas de sensibilización oportunas según su criterio.
Entre las medidas extraordinarias con las que contará el abastecimiento humano se baraja derivar agua hacia Cartagena del acuífero Mingogil-Villarones y al norte de la Región desde el acuífero del Molar (Calasparra).
Comentó que si hasta ahora el agua venía desde arriba de la cuenca hacia abajo, ahora lo hará desde el mar, es decir, desde las desaladoras hasta arriba, por lo que serán importantes las inversiones del ministerio de Agricultura en las conducciones que permitan distribuir el recurso.
A su juicio, el regadío entiende la situación porque «estamos todos en el mismo barco; todos necesitamos agua», y aseguró que en la medida que puedan facilitarán agua para el regadío que lo necesite.
«Pedir el esfuerzo de los agricultores sin traer soluciones que podían haberse traído hace muchos años es un ejemplo de irresponsabilidad»
El que la demanda de agua baje en estos meses frente a la época estival, reconoció que les viene bien en estos momentos, y advirtió que pasará tiempo hasta que la cabecera del Tajo vuelva a almacenar 400 hectómetros.
Jódar recordó que los pozos de sequía tienen una capacidad limitada, y calificó la restricción en las concesiones de agua como una medida «extrema y rígida que hay que adoptar con muchísimo cuidado», por lo que ha presentado matizaciones a la propuesta de CHS.
En concreto solicita el gobierno que el agua restringida sea administrada directamente por la CHS, regulando las aportaciones y cómo se va a ir administrando el caudal.
Lucas afirmó que «pedir el esfuerzo de los agricultores e imponer restricciones sin traer soluciones que podían haberse traído hace muchos años es un ejemplo de irresponsabilidad supina, y hoy vamos a pagar las consecuencias».
Añadió que el «esfuerzo para garantizar el abastecimiento humano es algo muy serio; eso quiere decir que no estará asegurado en el futuro. La desalación no suple el defecto que tenemos de agua del Tajo», agregó, y confió en que «no vaya a peor porque el año pinta muy mal».
Explicó que ya hay comunidades de regantes sin dotación de agua y otras que dependen únicamente de aguas residuales y de acuíferos, mientras que citó importantes fincas hortícolas que se encuentran «levantadas» y sin producción por falta de agua.
Respecto a la posible reducción de la superficie regable, reconoció que será algo inevitable en el futuro si sigue sin venir agua, y criticó que «en pleno siglo XXI, con la cantidad de agua que ha discurrido por España, estamos pendientes de la lluvia, que es la solución de la administración a todo este tipo de males».
Explicó además que un total de 44 millones de árboles dependen del regadío en el Levante español y que está en serio riesgo de desaparición el sector agroalimentario.