La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, impulsora del llamado Pacto Verde Europeo, ha tomado nota del malestar que se respira en todo el sector agrario europeo y ha asegurado que «deberíamos prestar atención a la capacidad de absorción” de estos cambios por parte de la economía europea», en lo que ya se está interpretando como un giro radical a la política medioambientalista que marcaba la Unión Europea, según recoge Beatriz Navarro en lavanguardia.com.

Las primeras señales de alerta ante este modelo verde europeo han ido llegando de todos los sectores del campo. Durante el último año, los tractores han tomado las calles de muchos países europeos -en España son cada vez más constantes- en protesta por las normas de reducción de emisiones, el alza de los costes de producción, la caída de precios derivada de la entrada de cereal ucraniano sin aranceles en el mercado comunitario o los efectos de la sequía.

Este malestar ha tenido ya traducción política en los Países Bajos, donde la reciente victoria electoral del Movimiento Campesino Ciudadano (en el que se mira la recién creada Plataforma SOS Rural en España) está poniendo contra las cuerdas la continuidad del Gobierno. Asimismo, la revuelta de los agricultores polacos contra el cereal ucraniano ha llevado al Gobierno, que afronta elecciones en otoño, a actuar y aliarse con otros países del Este para blindar sus mercados.

Todas estas quejas del campo han encontrado eco en el grupo parlamentario del Partido Popular Europeo, que ha pedido una moratoria de dos años para todas las medidas legislativas pendientes del Pacto Verde Europeo, en especial la propuesta sobre pesticidas y la de restauración de los espacios naturales. «El PPE ha sido y es la voz y el defensor de los agricultores y ganaderos europeos y las comunidades rurales», insisten en una resolución aprobada por la asamblea política del partido en su reciente reunión en Munich.

Por su parte, el presidente de la comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara, el ecologista francés Pascal Canfin, ha denunciado la «radicalización del PPE contra el Pacto Verde Europeo» y advierte de que, en caso de ceder a sus demandas en la negociación de la reforma del mercado de emisiones de carbono, la UE no alcanzará las metas climáticas que se ha marcado para el 2030.

LA MAYORÍA DE PROPUESTAS QUE SALEN DE LA CE QUE AFECTAN AL CAMPO NO SALEN DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA SINO DE OTROS DEPARTAMENTOS

Mientras, los agricultores europeos agradecen la atención política, aunque sea porque hay elecciones en Europa en 2024. “La frustración es muy grande”, confirma Juan Corbalán, delegado en Bruselas de Cooperativas Agroalimentarias de España, organización asociada al lobby agrícola europeo, Copa-Cogeca , que denuncia «contradicciones» como que Alemania impulse la agenda verde pero eche marcha atrás con los motores de los coches porque afecta a su economía o que mientras Macron pide menos regulación, su partido, que forma parte del grupo liberal en la Eurocámara siga presionando a favor. Además, añade, muchas propuestas recientes se basan en estudios de impacto previos a la guerra y no tienen en cuenta nuevos desafíos, como la seguridad alimentaria, el alza de precios o la sequía.

“Últimamente, la mayoría de propuestas que salen de la Comisión que afectan al campo no han salido de la dirección general de Agricultura sino de otros departamentos”, lamenta Corbalán, que critica que no se tenga en cuenta los esfuerzos que el sector ya ha hecho para adaptarse a los nuevos requerimientos medioambientales.

Es lo que ocurre, dice, con la propuesta de reducir en un 50% el uso de los pesticidas: «si propones quitar la mitad de lo que hay ahora, que en muchas zonas se tienen como último recurso, te quedas sin herramientas» para trabajar. «A nivel técnico, las instituciones entienden de lo que hablamos, pero luego, al más alto nivel político, la estrategia es otra y están yendo demasiado rápido. No pedimos que se retire nada, solo que se tengan en cuenta nuestros intereses”.

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