EFE.- Este método consiste en la liberación controlada a través del riego de unas partículas químicas, "biobalas", que atacan al mejillón cebra, un molusco bivalvo que ha invadido la cuenca del Ebro y que es muy difícil de controlar.
La principal innovación de este sistema es que el mejillón no detecta que se trata de un tóxico nocivo y además no es dañino para el ecosistema acuático.
Las primeras pruebas se están efectuando con la colaboración de la Comunidad de Regantes de Mora la Nova, que ha cedido su sistema de riego para evaluar de estos ensayos, que consisten en recoger en filtros las valvas de los mejillones desprendidos para evaluar la efectividad del método.
El uso de "biobalas", que se estudia en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), está financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y liderado por la Universidad de Zaragoza.
En la cuenca del Ebro se han hecho más de 1.400 muestreos para conocer la expansión de las larvas de mejillón cebra en ríos y canales, y hay instalados testigos para controlar su presencia en 31 embalses.
El mejillón cebra, que es originario de los mares Caspio, Aral y Negro, es un diminuto molusco de agua dulce que se detectó en la cuenca del Ebro en 2001, y desde entonces se ha extendido hasta la cabecera del río y a otras cuencas mediterráneas como las del Júcar y Segura.
También está muy extendido desde hace muchos años en las cuencas fluviales de Europa y Estados Unidos, donde sigue sin ser erradicado a pesar de los grandes daños que ha causado a las infraestructuras hidráulicas.