El primer control se centra en el ADN en la ternera utilizada en productos procesados, como lasañas o salsa boloñesa, mientras que el segundo incluye controles para ver si la carne de caballo en los mataderos contiene rastros de fenilbutazona, sustancia potencialmente nocivo para las personas.
Vincent confirmó que el hallazgo de indicios de carne de caballo en unas 50.000 toneladas de carne de ternera distribuidas en toda Europa, anunciado ayer por las autoridades sanitarias holandesas, se ha realizado en el marco de estos controles.
El portavoz explicó que una vez que se haya publicado la evaluación el martes, la Comisión Europea "discutirá rápidamente" con los Estados miembros qué medidas tomar y apuntó a la posibilidad de que se mantengan los controles reforzados sobre los productos cárnicos "si fuese necesario".
El Ejecutivo comunitario tiene previsto presentar esta primavera un paquete de medidas legislativas sobre la salud animal y la salud de las plantas, que incluye una propuesta para reforzar los controles de la cadena alimentaria, "especialmente en caso de fraude".