En concreto, se espera que el número de trabajadores agrícolas caiga más que los beneficios del sector y, por lo tanto, lo compense. Por productos, la UE es optimista respecto a los cultivos de cereales, ya que espera que la demanda mundial se eleve hasta los 316 millones de toneladas en 2013.

    En el mercado interior, la demanda aumentará sobre todo por la necesidad de producir biocombustible (para lo que se utilizan cereales), una fuente de energía alternativa que la CE quiere impulsar hasta conseguir que suponga un 8,5% de todo el fuel líquido en 2020.

    El aumento de la producción, sin embargo, dependerá de la mejora de las cosechas, ya que se espera que la superficie cultivable disminuya ligeramente.

Aumento del cultivo del maíz como fuente de etanol


    Los cultivos de maíz serán los que más crezcan en los próximos diez años, sobre todo por su interés como fuente de etanol, seguidos de los de trigo: coparán, respectivamente, el 18% y 41% de la producción total, en detrimento de otros cereales.

    Los precios de los cereales bajarán con respecto a 2012, cuando registraron cifras récord, aunque seguirán por encima de su media histórica.

    Por otra parte, en el sector ganadero la CE prevé que la demanda a nivel mundial se mantenga fuerte y que la mejora de los salarios en Europa permita recuperar el consumo de carne, que cayó en 2013 a su nivel más bajo en once años (64,7 kilos por persona y año). No obstante, habrá que esperar a 2023 para recobrar las tasas de 2011: 66,1 kilos por cabeza.

    La producción de carne de pollo será la que aumente más rápido en la próxima década, un 0,8% al año, hasta los 13,6 millones de toneladas; mientras que la de cerdo seguirá siendo la preferida de los europeos, con un crecimiento del 2,8% anual hasta los 23,4 millones de toneladas.

    Por el contrario, proseguirá el descenso en la producción de ternera, en torno a un 7%, y de oveja.

Se mantendrá la demanda del sector lácteo


    Para el sector lácteo las previsiones de la UE también son favorables, ya que se estima que la demanda se mantendrá fuerte tanto a nivel mundial como doméstico y que las entregas podrían alcanzar los 150 millones de toneladas en 2023, frente a unas 140 en 2013.

    El periodo estará marcado también por el fin del sistema de cuotas de leche, que fija límites a la producción láctea en cada uno de los Veintiocho.

    Pese al fin de la restricción, la CE cree que se producirá un aumento limitado de la producción, puesto que los ganaderos se adaptarán al ritmo de la demanda.

    El precio de los lácteos caerá ligeramente durante los próximos tres años para recuperarse y estabilizarse a partir de 2016.

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