En opinión de los altos funcionarios, el sistema actual de derechos de plantación "bloquean" el desarrollo del sector, lo que "no es aceptable ni interesante para países productores como España" porque pierden oportunidades mientras que la demanda mundial.
También se han referido los altos funcionarios de la Comisión al temor expresado desde algunos ámbitos que temen que, tras la reforma, pueda haber operadores que hayan invertido en viñedos -para adquirir derechos de plantación- y que salgan perdiendo cuando éstos sean sustituidos por un sistema de autorizaciones a partir de 2016.
En este punto, y en referencia al tránsito entre el antiguo y el nuevo sistemas, las fuentes indican que hasta 2015 los titulares de derechos de viñedo pueden venderlos y luego, durante cinco años podrán cambiar los mismos, si los mantienen, por autorizaciones.