El café, las patatas fritas de bolsa, las galletas, los panes tostados y algunos alimentos para bebés son importantes fuentes de acrilamida.

    Teniendo en cuenta su peso corporal, los niños son los más expuestos por grupo de edad.

     Las autoridades nacionales y europeas ya recomiendan reducir la acrilamida en los alimentos en lo posible y facilitan consejos para la preparación de los alimentos a los consumidores y los fabricantes.

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