El trimestre mayo-julio de 2022 fue el más seco en España desde que hay registros de agua. Bajo este contexto, la tecnología sale al rescate de los agricultores, que pueden contemplar soluciones que antes no podían permitirse, con posibilidad de acceder a fondos europeos para realizar proyectos de modernización de regadío, como los destinados a la agricultura de precisión a través de la digitalización y la inteligencia artificial, que ya funcionan en zonas como la Comunitat Valenciana o la Región de Murcia.
Sensores de humedad del suelo, estaciones agroclimáticas, sensores dendrómetros de tronco para conocer el estrés hídrico de la planta, imágenes hiperespectrales para medir los nutrientes y plaguicidas que necesita; y un software amigable para traducir los datos fácilmente al agricultor a favor de su toma de decisiones. Estos son algunos de las herramientas que componen las soluciones tecnológicas para las zonas de regadío que ya implementan las comunidades de regantes o los grandes productores agrarios en lo que se denomina agricultura de precisión.
Precisamente, la tecnológica valenciana Inelcom ya trabaja la tecnificación en comunidades de regantes como la del Pantano de María Cristina (Castellón) o en la de Totana (Murcia) y en 2023, gracias al impulso por parte de las administraciones públicas de los Fondos Europeos Next Generation, aplicarán mejoras en materia de digitalización e inteligencia artificial en otros lugares estratégicos.
EL CASO DEL PANTANO DE MARÍA CRISTINA (CASTELLÓN)
El Pantano de María Cristina dispone de 2.166 hectáreas dedicadas al cultivo de cítricos, aguacate y granados (unas 23.000 hanegadas). Según asegura Manuel Inglada, responsable de Medio Ambiente de la tecnológica, «ahora controlan todo el proceso desde la compuerta del Mijares, donde programan un caudal en función de la información que le llega de la demanda que tienen los regantes de aguas abajo a partir de 10 cabezales de riego con sus respectivos contadores. Esa tecnología ya está implementada y permite ahorrar en torno a un 30 y 40 por ciento de agua».
Precisamente, los regantes de esta zona utilizan 1.000 litros por hanegada y hora y suelen regar 2,5 horas al día. Esto es, podrían llegar a usar 57.000.000 millones de litros diarios -57.000 metros cúbicos- si se regasen todas las hanegadas el mismo día. Antes de implementar soluciones tecnificadas, esta comunidad llegaba a consumos diarios de entre 74.100 y 79.800 metros cúbicos. Inglada advierte de que «el ahorro de agua sumará entre el 10 y el 15 por ciento adicional a partir de 2023 con la implementación de nuevas soluciones digitales y el software para la toma de decisiones por parte de los regantes».
AUTOMATISMOS EN LA COMUNIDAD DE REGANTES DE TOTANA (MURCIA)
La Comunidad de Regantes Trasvase Tajo Segura de Totana (Murcia) dispone de 7.000 hectáreas de riego a demanda por cupos de agua. Aquí, Inelcom ha instalado tres tipos de automatismos desde la cabecera a las 10 tomas de alta, que a través de embalses llega a 64 tomas de ramal automatizadas y luego a la red de baja, donde está el usuario final: el agricultor.
Inglada recuerda que «el precio que pagan los regantes murcianos por el agua es muy caro, también les toca adquirir agua desalada». En este sentido, según añade el responsable de Medio Ambiente de Inelcom, «el automatismo de este tipo es oro para el agricultor, porque sólo por detectar una avería -que estos equipos le permiten-, la cantidad de agua que ahorra es brutal. Un telecontrol lo paga en cuatro días solo detectando las fugas de agua ordinarias que registra la red».
La Comunidad de Regantes de Totana tiene una red «tan inmensa» que de forma tradicional no se puede controlar con eficacia y eficiencia en estas zonas de regadío. «Los automatismos permiten, con un acceso a internet desde cualquier parte del mundo saber lo que está pasando en toda la Comunidad de Regantes, y el agricultor ahorra agua, gasolina, energía y mucho dinero».
AHORRO ENERGÉTICO, SOSTENIBILIDAD Y PLANTAS FOTOVOLTAICAS
Los agricultores no solo han recurrido a la tecnificación para combatir la carestía de agua y su precio, también para ahorrar energía en el contexto de la actual crisis internacional. En este sentido, Inglada indica que «una bomba de riego antes consumía mucho. Ahora los variadores y los arrancadores progresivos evitan los picos que penalizan el consumo. Algo que ya está bastante afinado en el campo».
Con todo, el ahorro, en torno al 15%, que el agricultor consigue gracias a la digitalización proviene «del tiempo de menos que va a tener la bomba en marcha porque va a regar menos, o por la menor de cantidad de abonos que utilizará, así como de plaguicidas». Asimismo, las oscilaciones en la tarificación energética han condicionado que los regantes «rieguen sábados, domingos y festivos, días en que pagan bastante menos por la energía», señala el técnico.
La otra vertiente pasa por las plantas fotovoltaicas, «que requieren tener un embalse en alto que el agricultor bombea cuando hay luz solar para llenar la balsa con la que riega por la noche. El ahorro es mayor y es más cómodo», explica Inglada.
Con todo, el proceso de transición tecnológica en el campo, «está un poco verde aún», explica Manuel Inglada. Según indica, «desgraciadamente el agricultor, con lo que está sufriendo y con los precios que se pagan, hace virguerías para poder pagar lo justo y tirar la explotación adelante. Si tecnifican es automatizar, colocar válvulas, poner sensores pero de momento se están quedando ahí. Porque lo otro requiere de más inversión y en estos momentos el agricultor no tiene para invertir más. Pero con los fondos europeos a partir de 2023 empezaremos a ver cosas porque o nos subimos a este carro o perderemos competitividad y eficiencia productiva en las zonas de regadío».