EFE.- Aunque la cría de pescado o de marisco con certificado ecológico está empezando y el volumen es pequeño, las empresas ven en esta clase de producción un "nicho de mercado" interesante, una fórmula para aumentar las exportaciones y una ocasión para mejorar su imagen.

Según fuentes del sector consultadas por Efeagro, en el último año ha habido un repunte importante de la demanda de pescado ecológico, fresco o en conserva, lo que está animando a incrementar este tipo de producción piscícola y a tratar de conseguir el sello oficial europeo que lo acredita como tal.

Según los últimos datos sobre agricultura ecológica del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en España hay ocho explotaciones acuícolas con este régimen en Galicia, Andalucía, Castilla-La Mancha, La Rioja y Navarra.

En 2011, la piscicultura ecológica alcanzó 875 toneladas y se incrementó un 56,65 % respecto a 2009, detalla el Ministerio.

El director gerente de la Fundación Observatorio Español de Acuicultura (OESA), Javier Remiro, cree que los acuicultores "ven con buenos ojos" y "un mercado a explorar" la tendencia al consumo ecológico entre los europeos.

Remiro apunta que, entre los destinos, destaca Alemania, un país donde el reconocimiento de lo ecológicos está "más asentado".

El director de Caviar de Ríofrío, Alberto Domezain, confirma el "triunfo" de su producción ecológica, pues esta empresa granadina comenzó hace meses a exportar a Rusia y allí ha notado una acogida "espectacular", además de encontrar a su principal cliente.

"Los expertos rusos nos dicen que vendemos el caviar de antes, el natural que se comía cuando había del bueno", según el responsable de una empresa que también tiene pedidos de Arabia Saudí, Asia, EEUU y varios países europeos.

La compañía, pionera en la obtención de caviar ecológico y que en 2012 certificó unos 2.000 kilos con ese distintivo, cría todas sus truchas y esturiones en régimen de acuicultura ecológica, y ha conseguido vender diferentes productos transformados en restaurantes de "alto nivel" de toda España.

También los llamados "grupos de consumo" de productos ecológicos, más numerosos en Madrid o en Cataluña, son potenciales clientes.

Naturix, situada en Guadalajara, está centrando parte de sus ventas en esos grupos en Madrid, ya que la filosofía de la alimentación ecológica se basa, asimismo, en la proximidad entre el punto de origen y el de venta, según su director técnico, Curro Villarreal.

Tiene dos líneas de trabajo, una dedicada a comercializar productos transformados de lubina y dorada procedente de la empresa Culmarex (que trabaja en zonas como Murcia o Almería) y otra destinada a la obtención de trucha "in situ", relacionada con un tipo de turismo para dar a conocer al público la acuicultura.

Para obtener el sello ecológico, las normas comunitarias exigen condiciones especiales sobre la pureza del agua, menor densidad de peces que en las explotaciones convencionales o una composición especial de los piensos: por ejemplo, deben provenir de caladeros sostenibles o se les tolera menos la presencia de residuos.

Las empresas dedicadas a la acuicultura ecológica compran pienso de Escocia o de Bretaña (Francia), porque en España no hay fábricas dedicada a esa clase de sustento animal por falta de demanda.

En Galicia, en 2012 hubo un "salto" de la producción ecológica y aún se espera un "boom" en 2013, porque existen unas 80 bateas dedicadas a la cría de mejillón que han solicitado el reconocimiento como producto ecológico, según el secretario del Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica gallega (Craega), Javier García.

La empresa familiar Portomuiños fue pionera en la oferta de algas ecológicas frescas, deshidratadas en conserva -no consideradas acuicultura, sino de recolección silvestre- y ahora tiene permisos para la producción de berberechos y almejas con ese distintivo verde en la ría de Anllóns (A Coruña)

Su gerente, Rosa Miras, explica que aunque las algas se hayan apreciado más fuera de España, tras años de trabajo se han hecho hueco en tiendas "gourmet" o enotecas, y asegura que el reto de criar moluscos con ese sello estará también en que su precio final no se diferencie mucho del convencional.

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